El gobernador de Coahuila prepara un primer informe de gobierno donde abundan más las fotografías en redes sociales que las obras y las inversiones
A diferencia de mandatarios que arrancan su gobierno con la puesta en marcha de obras de infraestructura importantes o programas sociales de gran alcance en materia de beneficiarios, el gobernador de Coahuila, Manolo Jiménez Salinas, enfila su primer año de gestión con una baja importante en su aprobación. Y en general con la percepción de que se ha dedicado más a asistir a todo tipo de eventos que a gobernar.
Tras una desahogada victoria en las urnas, en parte por lo poco competitivo del candidato de Morena, Armando Guadiana, y la división de la izquierda causada por el ex secretario de Seguridad Pública del Gobierno Federal Ricardo Mejía Berdeja, quien hizo campaña por el Partido del Trabajo, el priísta creo en torno a su figura una expectativa que a casi un año de gobierno le ha resultado contraproducente.
Por mencionar algunos ejemplos, en materia de salud, el gobernador tomó protesta con bombos y platillos al Consejo Estatal de Salud Mental y Adicciones, pero más allá de presumirlo en sus redes sociales y medios de comunicación, lo cierto es que no se ha iniciado ninguna acción concreta, algunas regiones de la entidad ocupan los primeros lugares nacionales en suicidios, según el Inegi; y el consumo de cristal se ha desbordado en la población juvenil, como lo señalan los propis Centros de Integración Juvenil (CIS).
De las inversiones que anunció en el inicio de su gestión, mil millones de pesos en obras prioritarias a todos los rincones de Coahuila, un programa alimentario que ayudaría a 400 mil familias, o los mil 800 millones que anunció para la región laguna, hasta la fecha no se ha visto más que el nombramiento de algunos operadores políticos bajo la siga del programa “Mejora”.
Mientras que la Universidad Autónoma de Coahuila, cuyo rector Octavio Pimentel fue puesto por la mamá del gobernador, enfrenta señalamientos de corrupción y la protección total del ejecutivo. Así como una policía estatal que colecciona las demandas por violación a los derechos humanos bajo la excusa de que es para mantener al estado seguro, a la par que manejan negocios como las casas de juego, venta de alcohol ilegal, cruce de migrantes en regiones como la carbonífera y frontera.
Aun cuando Manolo Jiménez presume una buena relación con el Gobierno Federal que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, lo cierto es que Coahuila es el único estado que no ha querido sumarse al programa de pensión universal para los adultos con discapacidad, que entrega la federación en coordinación con los estados, como tampoco se ha integrado al Acuerdo Nacional para la Federalización del Sistema de Salud del Bienestar. Dejando a cientos de trabajadores de la salud en el limbo.