La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Comenzar con un gambito da ventaja estratégica sólo si los otros entienden el juego
De tiempo atrás, el ex delegado de Bienestar, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, había manifestado su intención de participar en el proceso, del cual saldrá el candidato de MORENA y aliados, para buscar la gubernatura de Veracruz.
No obstante, al realizar el registro, Huerta sorprendió al anunciar su renuncia a la delegación, requisito que no está estipulado en las bases del mecanismo de selección interna, por lo que, puso la vara muy alta a sus adversarios.
La decisión, de no solicitar que los participantes dejen sus actuales puestos no es ociosa, ya que, para evitar que los perdedores se inconformen en demasía, les dejan la opción de seguir pegados a la ubre presupuestal, sirve de consuelo.
Sin embargo, al margen de las reglas, el presidente López Obrador, ha sugerido en reiteradas ocasiones que, aquellos que busquen un puesto de elección popular, deben dimitir con el objetivo de dedicarse de tiempo completo a sus proyectos. En este contexto, Manuel se asume, en los hechos, como un personaje consecuente con la filosofía de la 4T, encarnada por YSQ.
La apuesta es alta, porque es de dominio público que, Rocío Nahle, cuenta con las simpatías del tabasqueño y de la usufructuaria del bastón de mando, Claudia Sheinbaum, por lo tanto, se podría quedar sin candidatura y sin chamba, ya se verá. Mientras, el tiro está cantado.
Así pues, Huerta lanzó trompo a la uña a sus contrincantes: “La regla de la ética y la moral que no está en la convocatoria la planteó el presidente el que quiera concursar está bien el que quiera someterse a los destinos del pueblo está bien pero que suelte el gobierno”.