La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
La austeridad debe ser un ejercicio de racionalidad, no de sacrificio
El avance más significativo, en la democratización de los procesos comiciales, fue la ciudadanización de los órganos técnicos electorales. Revisemos el escrutinio de sufragios.
Años atrás, cuando el PRI estaba ‘en la plenitud del pinche poder’, los llamados operadores electorales (comúnmente conocidos como ‘mapaches’), se desplazaban por todas las secciones, para elegir a los mismos de siempre, como integrantes de las mesas directivas de casilla, desde luego, eran personas que se prestaban a todo tipo de triquiñuelas.
Todo esto se vino abajo, cuando se implementó el método de la insaculación, la aleatoriedad del mismo, impide el diseño previo de un fraude en las mesas electorales.
Desde luego, el mecanismo cuesta, porque hay que capacitar a los elegidos y dotarlos de transporte e itacate el día de la jornada electoral, pero lo erogado se retribuye de sobra, por la certeza (a pesar de todo lo que se diga en contrario), a la hora de contar los votos.
Viene a cuento lo anterior, por la sesuda propuesta de YSQ, de realizar la consulta popular con ‘voluntarios’, para aminorar los costos del mentado entuerto.
Así pues, preguntamos: ¿quiénes serán esos ‘voluntarios’? ¿saldrán de los padrones de beneficiados de la 4T? ¿echarán mano de los comedidos ‘servidores de la nación’?
¡Ay don Andrés! refrésquese, se está volviendo muy obvio.