Por Arturo Sandoval
“Cuando aspiras a alcanzar el puesto más alto, recuerda que es honorable la segunda o tercera posición”. Cicerón.
En el sentido más positivo, AMLO no es un animal político cualquiera, es definitivamente una Bestia de la política como no se ha visto en la historia de México. Parte de su éxito es usar en algunos casos el pragmatismo para poner y quitar gente o colaboradores de cargos y encargos. A veces sabe con anticipación a quienes dará encargos desde Secretarías para abajo y después los moverá o eliminará; otras le dan campanadas y los deja con el puesto, pero también se lleva “relativas sorpresas” como: Muñoz Ledo, Germán Martínez, Carlos Urzúa, Arturo Herrera, Alfonso Romo, Ricardo Monreal y ahora… Marcelo Ebrard.
Relativas porque Andrés Manuel calculó el porcentaje de confianza para cada uno; así nunca les otorga toda su confianza. Quizás el Presidente se equivoca con algunos al echarlos en el mismo costal de vulgares ambiciosos; varios de ellos son muy refinados y cínicamente ambiciosos.
Ebrard no entiende la época de la definición de gobernar para dejar a un lado intereses personales. Marcelo lo mismo ventila su cercanía con López Obrador de más de 20 años, que su amistad con López Dóriga, con Elba Esther y con muchos enemigos de la 4T. No es gratuita la protección de los medios convencionales hacía Marcelo Ebrard, ni tampoco la simpatía de una parte del sector empresarial hacia él. Y Marcelo quiere jugar en todos los escenarios como el niño consentido.
Históricamente para ser un auténtico príista, en el partido forzosamente se le reconocería por tener una conducta déspota ilimitada; la practican con quién no es de su círculo cercano de intereses: saludar de mano sólo con los deditos durante medio segundo sin hacer contacto visual o simplemente dejar con la mano extendida a las personas y seguir su camino haciéndolas a un lado.
Y ahora El Carnal Marcelo de cepa priista, viene echo toda una empalagosa ternurita: se deja abrazar por casi todo mundo, besa niños, se fotografía con pobres cachete con cachete, le da la mano con franqueza a quién se le acerca; baila, canta; hace como que se ríe o está feliz de forma tan falsa para convertir su rostro en patéticas muecas.
Deja atrás sus axiomas de personalidad para mostrar su ¨nueva normalidad¨. Lo bueno es que Xóchitl Gálvez no se queda atrás en este mundo bizarro de nuestra política y supera mucho los desfiguros de todos los suspirantes, aunque ella no tiene ni el uno por ciento de intelecto del que poseen Marcelo Ebrard o Beatriz Paredes.
“Si quitáramos la ambición y la vanidad ¿Dónde quedarían los héroes y los patriotas?¨ Séneca.
Las benditas redes sociales ayudaron a Obama y a AMLO a obtener más votos; ahora el Tik Tok más que ayudar a los candidatos, los podrían destruir. Tanto los que produzcan ellos mismos o sus simpatizantes, como los creados por externos o enemigos políticos.
#NiunVotoparaelPan – #NiunVotoparaelPrian – #NiunVotoparaXochitl – #NiunVotoparaMarcelo
Etiquetas como estas, quizás sean parte de las campañas dentro de unos días.
NOTA: por favor querido lector, trate de no vomitar cuando vea en un espectacular la foto de Manuel Velazco abrazando a López Obrador. Como decían en Guerra de Chistes: “es show, es show”.