Joel Hernández Santiago
Lo que llamó la atención el lunes 30 de marzo, cuando se dio a conocer el estado de Emergencia Sanitaria es eso, que la hayan declarado apenas luego de la insistencia pública de que se tomaran medidas más radicales para evitar mayor contaminación por Covid-19.
Y, también, que fuera el canciller Marcelo Ebrard quien diera la noticia y, como consecuencia de esto, que los empresarios deberán pagar sueldo completo a sus trabajadores durante el mes de abril y no el sueldo mínimo si se hubiera declarado estado de Contingencia, cosa diferente, a saber. Una y otra parte están ya en el litigio de si esto podría tener consecuencias funestas para la empresa y la subsistencia de los trabajadores y sus familias, lo que es asimismo, muy importante.
Pero bueno. El tema es la omnipresencia del eterno político y aspirante presidencial y quien desde diciembre de 2018 ocupa la cartera de secretario de Relaciones Exteriores de México, lo que se entiende que habría de ocuparle tiempo completo de sus actividades, toda vez que la situación de México con Estados Unidos de América, con Centroamérica y Sudamérica se complican cada día más y toda vez que México ha perdido presencia internacional en un presunto encierro presidencial y menosprecio a lo exterior.
Pero no. Don Marcelo Luis Ebrard Casaubón (61) acude prontamente a todos los llamados para atender asuntos que no siempre son de su cuerda y que tienen que ver con política interna, negociaciones, acuerdos, presencia, definición política… y más.
Por ejemplo, en junio de 2019 fue acusado de invadir facultades exclusivas de la Secretaría de Gobernación en materia de migración. Era un asunto crítico a todas voces. Y fue el diputado Porfirio Muñoz Ledo (Morena) quien desde la Cámara de Diputados hizo el señalamiento:
–“Gobernación ha sido privada ilegalmente de sus funciones. Está violando el artículo 27, fracción 33, de la Ley Orgánica (de la Administración Pública Federal)…”, dijo Muñoz Ledo en tal ocasión.
–“Compruébelo usted”, lo interrumpió Dolores Padierna (Morena) en defensa de Ebrard.
–“Formular y dirigir, competencia de Gobernación, la política migratoria, así como vigilar las fronteras del país y los puntos de entrada del mismo por tierra, mar o aire, garantizando, en términos de la ley, la libertad de tránsito, en coordinación con la Secretaría de Seguridad”, contestó Muñoz Ledo. Quien luego argumento que debido a esto se estaba utilizando a la Guardia Nacional para labores migratorias y no para el trabajo de seguridad pública para lo que se creó…
En adelante Marcelo Ebrard atiende la relación con Estados Unidos, respetando las decisiones presidenciales mexicanas al buscar que el presidente Donald J. Trump diga que ‘el gobierno de López Obrador es un gobierno de buenos chicos’. Las críticas al interior del país acusan de complacencia al régimen frente a las decisiones y caprichos del presidente de aquella nación.
Marcelo ha estado en temas mineros. En temas de educación. En temas de salud –ahora como líder del Consejo de Salubridad General desde donde despliega un poder enorme y desde donde asimismo se proyecta como el personaje indispensable del gabinete, con lo que anula a distintos secretarios de Estado, particularmente al Secretario de Salud y a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.
Pero sobre todo lo que dibuja esta omnipresencia es la ausencia de un gabinete fuerte y de toma de decisiones responsable. Esto es: un gabinete que apoye al proyecto presidencial y no sólo que le acompañe. Un gabinete que aporte ideas y sea operativo. Un gabinete que sea luz y no comparsa. El tema es si es por voluntad presidencial o si el presidente estaría dispuesto a contar con un gabinete así.
Marcelo cumple su sueño de estar en el gran poder. De ocupar posiciones de índole diversa en donde se le considere indispensable. Está bien. Está dentro de sus capacidades y ambiciones. El problema es si los mexicanos nos entendemos en un gobierno omnímodo, así, absoluto y total.
La situación del país requiere la participación de todos. En particular de todo el gabinete. Ocupado cada uno en lo suyo con ideas y con programas y proyectos viables y responsables. Eso acompañaría mejor a un gobierno que se quiere de Transformación, de otra manera terminará por ser un gabinete encapsulado, sin resultados y muy dañado.
Y como el mismo presidente ha dicho: En política los vacíos se llenan. Y Marcelo está ocupando muchos vacíos. ¿Está bien? ¿Está mal?
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