Una Breve
Emilio Trinidad Zaldívar
Todo está ya listo para que en los siguientes días -salvo que el que “manda” no lo permita- la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda, se separe del cargo.
La información que tiene Claudia Sheinbaum sobre su escritorio de los turbios negocios de ella, su esposo, su cuñado y varios colaboradores es demoledora.
Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, le tiene un expediente grande, sólido y muy comprometedor para que la bailarina, cantante y tiktotera -menos gobernadora- se vaya a su casa y en una de esas a la cárcel.
Por menos de eso dejó su cargo David Corenfeld, cuando se atrevió a utilizar como titular de la Conagua un helicóptero particular; a Salvador Neme Castillo, que gobernaba Tabasco, lo separaron del cargo por los irreconciliables conflictos con las comunidades de la entidad y por los escandalosos negocios que él permitió a sus hijos hicieran en el estado, como si fueran dueños del mismo.
Este lunes, la presidenta recibe al nuevo embajador de Estados Unidos en México, Ron Johnson y seguramente será inevitable tocar con él los temas concernientes a la gobernadora y la cancelación de su visa, el narco, el huachicol, el fentanilo, y en una de esas, a petición del propio embajador, de Rocha Moya y Américo Villarreal, entre otros espinosos asuntos, como el del Tratado Comercial entre ambas naciones.
El riesgo que corre Sheinbaum Pardo es que el nuevo diplomático le diga que esas decisiones (la de la cancelación de visas) son exclusivamente del gobierno de su país.
El tabasqueño hoy innombrable, le insiste a la encargada del despacho que no ceda a presiones, porque de ser así, se aprenderán el caminito para posteriores destituciones, pero sostener a Marina del Pilar Ávila Olmeda dañará más de lo que pueden lograr manteniéndola en el cargo.
En política se aplica mucho el cerrar filas en torno a algún colaborador o compañero de partido en desgracia, pero si ese cierre de filas los arrastra a mayores problemas, es mejor siempre un mal arreglo que un buen pleito.
Un entrañable amigo, abogado destacado y tijuanense de origen, que asesora con tino y talento a importantes políticos, considera que está aún en duda la salida de Marina del Pilar Ávila Olmeda, porque “se encuentran en ponderación principios ideológicos, factores y corrientes políticas, pesos y contrapesos, pasado y presente, variables reales de poder, en un contexto no solo nacional sino también internacional”.
Por lo pronto, corren apuestas de la permanencia o renuncia de la gobernadora y los nombres que se manejan para sustituirla son varios, entre los que destacan con mayor frecuencia los de Amador Rodríguez Lozano, Jesús Alejandro Ruiz Uribe, Nancy Sánchez y Alfredo Cárdenas, que podría ofrecer un sano equilibrio para que la salida, si se da, no sea tan trompicada. El nombre del diputado federal Fernando Castro Trenti, se menciona pero para ir por el periodo siguiente de seis años.
Apunte Final…
Por lo pronto, Andrés Manuel López Obrador debe estarse dando de topes por no haber permitido que Omar García Harfuch fuera candidato y jefe de Gobierno de la Ciudad de México, porque no andaría persiguiendo a los grupos del narco que López Obrador tanto protegió, ni investigando a políticos actuales y del pasado.
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