Rúbrica
Por Aurelio Contreras Moreno
La mañana de este miércoles fuimos testigos de una prueba contundente, dolorosa, aterradora, del fracaso de cualquier “estrategia” de seguridad, civil o militar, en Veracruz, como reflejo de esa misma situación en el resto del país.
Dos mujeres más, una niña y una maestra, fueron víctimas de la violencia homicida en el estado, que por enésima ocasión desmiente la palabrería de un gobierno incapaz y timorato como el de Cuitláhuac García Jiménez.
En Hidalgotitlán, en el sur de la entidad, Roxana, una pequeña de apenas cinco años de edad, murió víctima de un ataque a su familia mientras arreglaban una llanta en una vulcanizadora, después de medianoche. Aunque el caso tomó alguna notoriedad mediática, la lejanía del municipio del centro político lo convirtió prácticamente en un número más a la estadística.
Muy diferente de lo acontecido por la mañana en la capital del estado. Una maestra de una escuela primaria, Elizabeth Meza Rivera, fue ejecutada por hombres armados que le dieron alcance en una motocicleta cuando descendió de su automóvil acompañada de su nieto, quien no solo presenció con horror el feminicidio de su abuela, sino que también recibió una bala en la pierna, aunque lo más probable es que de haber tenido tiempo, los asesinos lo habrían matado también.
La indignación aquí sí se hizo sentir, en primer lugar desde la sociedad civil, harta de ver cómo se acumulan “hechos aislados” de violencia inaudita a lo largo del estado mientras las autoridades están distraídas en la grilla política o en los pingües negocios al amparo del poder.
Las condenas inundaron las redes, los medios y los espacios públicos, mientras el gobierno emitía balbuceos cuasi simiescos para intentar minimizar un problema que nunca han tenido ni cercanamente bajo control y por lo cual, a cuatro años de haber tomado el poder, no tienen justificación alguna.
“No por un hecho de un día vamos a calificar toda una administración”, dijo con la sensibilidad y el tacto de un hipopótamo el sujeto que cobra como secretario de Seguridad Pública en el estado de Veracruz, Hugo Gutiérrez Maldonado, intentando restarle importancia a la pérdida de una vida, arrebatada con brutalidad a una mujer inocente, mientras su policía es fiel reflejo del fracaso del modelo de seguridad del régimen.
Tanto así, que para frenar el escándalo y tapar su ineptitud, el funcionario mandó a sus policías a una “cacería” de motociclistas, con la consigna de llevar detenidos forzosamente, sin investigaciones de por medio, para fingir una aparente efectividad. Varios videos en redes consignaron los abusos policiacos, que han sido una constante en el sexenio de Cuitláhuac García.
Pero resulta que los “hechos de un día” suceden todos los días. En su reporte de Incidencia Delictiva para el mes de agosto, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública dio a conocer que Veracruz registró 994 delitos en ese periodo, para un total acumulado de siete mil 608 delitos en lo que va del años, ubicándolo en el séptimo lugar a nivel nacional.
El homicidio doloso es de los ilícitos que ha registrado aumentos sostenidos en Veracruz. En el mismo mes de agosto se reportaron 98 casos, mientras que de enero a la fecha la cifra oficial es de 589 asesinatos, la mayoría con armas de fuego.
Mientras que en cuanto a feminicidios, el Sistema Nacional de Seguridad Pública reporta 49 casos de enero a la fecha, aunque la Fiscalía General del Estado dice que son 41 y el Observatorio Universitario de Violencias contra las Mujeres registró 51.
El fracaso es total. En Veracruz se mata por matar. Con todo y militares en las calles.
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