CUENTO-RELATO
“Me voy a suicidar”. “Pero, por favor, que no se culpe a nadie de mi muerte”. “Mientras escribo todos estos mensajes en mi cuenta de Twerto, una niña de dieciséis años me acaricia la entrepierna”. “Y qué rico se siente, a pesar de que sepa que… Ah…”
“Tengo la capacidad de adivinar el futuro. Así que ya puedo estar seguro de que en unos años más, cuando esta chiquita tenga noventa años, vendrá, saldrá al mundo, y entonces me acusará con un mensaje anónimo que dirá lo siguiente: “John Burguer, aquel maldito músico, abusó de mí, cuando apenas y yo era una niña. Ah, ¡pero qué bien había disfrutado de sus besos, caricias y pen… ¡pensamientos! Él era un poeta, músico y loco, que siempre me recitaba un poema, cada que ves que terminábamos de jugar a esto y a lo otro…”
“Adiós, mundo cruel”. “El erotismo ha sido ¡mi perdición!” “Ahora dejaré un hijo que por siempre ha de estar marcado con el hecho de haber tenido a un padre muy lujurioso y cachondo, que en sus días de afamado músico visitó muchas cavernas, en donde por supuesto nadie más había entrado antes. Todo tipo de gentes venían a mi casa: chicos, chicas, mujeres y hombres. Y yo, pues, no discriminaba a nadie. Una vez, por ejemplo, acudió a mi humilde casa un ser que no sabía si era hombre o mujer; dijo ser un transexual. Yo, para ho hacerlo o hacerla sentir mal, no le dije nada.
Y, para no permitirle que se sintiese menos, pues que hay voy y le doy todas mis dotes de hombre irresistible.”
“Ah. Mientras escribo todo esto, pienso en mi banda: Botellita de cristal. Cuando el escandalo se desate, pasará a convertirse en “botellita de residuos pet” Y bueno, ¡qué más podría decir!, cuando sé que la vida así es: Hoy lo gozas y mañana lo pagas; como sé que yo lo he de pagar con mi vida en un futuro muy cercano”.
“Adiós por siempre, mundo ingrato…” “¡Ya deja esa cosa!”, me ha dicho ella, refiriéndose a mi laptop. “¡¿Què; no ves mis ansias por querer ya sentirte adentro?!”, me ha susurrado al oído. Y entonces me ha rodeado el cuello con sus brazos. “Está bien, ¡está bien!”, le he respondido, posando una de mis manos sobre su pierna desnuda. Y, mientras voy cerrando mi laptop, y mientras ella sigue toqueteando mi miem… Mientras ella toca los miembros de mi cuerpo, mientras me dejo llevar por su desenfreno, yo, no hago más que pensar en mi fatídico final…”
#ME TOO-K A LIFE AFTER HAVE ENJOYED IT THAT DAMN WELL
Anthony Smart
Abril/20/2019