León Krauze le puso el pase sólo para meter la cabeza y anotar el gol, pero el candidato de la coalición Todos Por México, José Antonio Meade, la tenía, era suya y dejó ir como dicen en el futbol los cronistas deportivos. ¿Por qué no quiere desmarcarse del presidente Enrique Peña Nieto si es lo que más le ha afectado en esta parta del proceso electoral? es lo que muchos priistas se preguntan.
Cuando Krauze uno de los moderadores en el debate del pasado domingo le exigió al Meade que respondiera a la pregunta que le formuló sobre si el presidente Peña Nieto tuvo razón en invitar a Donald Trump a Los Pinos, le estaba poniendo en bandeja el desmarque que mucha gente espera para decidirse a votar en su favor.
El candidato ciudadano arropado por el PRI no sólo avaló al presidente Enrique Peña Nieto en relación a aquella invitación que le hicieron a Donald Trump en plena campaña electoral por la presidencia de los Estados Unidos, luego de que el magnate de los bienes raíces había lanzado insulto tras insulto, seguidos de amenazas en contra de los mexicanos.
Meade dijo que Peña tuvo razón para invitar a Trump, sobre todo a la luz de los resultados, ¿cuáles resultados? se refiere a los insultos a los migrantes que lo mismo los califica de animales, que como delincuentes o las amenazas de suspender las negociaciones sobre el Tratado de Libre Comercio o su insistencia en levantar un muro en la frontera a cargo de nuestro gobierno.
Me encontré este lunes con priistas de cepa y realmente se encontraban decepcionados de la actuación de su candidato, lo ven perdido, su candidatura no ha cuajado entre los votantes, lo que seguramente se traducirá en fracaso el próximo primero de julio cuando los mexicanos vayamos a las urnas a emitir nuestro voto.
Por más que sus voceros digan que Meade ganó el debate, su posición en las preferencias electorales sigue igual, el “ciudadano” está anclado en el tercer lugar, con todo y que se la pasa diciendo que es el más preparado, lo que de nada le sirve si sobre sus espaldas lleva el desprestigio de una administración y un partido que en este sexenio se les pasó la mano en materia de corrupción.
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¿Cuál debate? Lo del domingo fue una burda exhibición de un chismorreo y lo peor con los mismos chismes que se vienen diciendo desde diciembre cuando se dio el banderazo para el inicio del proceso electoral. Que Anaya vive en Atlanta, que Andrés Manuel no trabaja, entonces de qué vive, o la estafa maestra de Meade y muchas otras lindezas. De nada sirve el cambio de formato, si la final vemos a un López Obrador haciendo el chistecito de la cartera, o a Anaya mostrando sus gráficas que en la mayoría de los casos están truqueadas o a Meade presumiendo que metió a la cárcel a los gobernadores Duarte de Ochoa y Borge, lo que es una vil mentira, están encerrados porque el PRI perdió en los estados que gobernaban y los opositores impulsaron su arresto para que respondieran a los atracos que realizaron durante sus gestiones y el “Bronco” con sus ocurrencias. Pobre México de los cuatro no se hace uno.
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