Cicuta
Jaime Flores Martínez
Lunes 12 de mayo del 2025.- Atascado hasta el cogote en el espeso pantano del huachicol fiscal, el secretario del trabajo de Baja California Alejandro Arregui Ibarra ha vivido con los pantalones húmedos durante las últimas semanas.
Y es que desde la ejecución de su escolta Jorge César González —de quien se dice—fue asesinado por delincuentes al frustrar un asalto en las afueras de un restaurante ubicado en la urbanística Zona del Rio de Tijuana, el señor Arregui le teme hasta a su sombra.
Aunque la versión primaria es que Jorge César González disparó contra un delincuente que intentaba robar el bolso a una dama, hoy se supone que esos pistoleros buscaban atentar contra Alejandro Arregui.
Según investigaciones sobre decomiso de cerca de 8 millones de litros de hidrocarburo en un predio del Sauzal en Ensenada a finales de marzo, se destaca el papel que habría jugado Arregui Ibarra en este asunto.
Cierto que esta investigación realizada por la Fiscalía General de la República está literalmente “bajo llave”, aunque aquellos que han tenido acceso a esas carpetas aseguran que allí destaca el nombre de quien ahora mismo despacha como secretario del Trabajo y Previsión Social del gobierno de Baja California Alejandro Arregui.
En una parte señala que Arregui fue quien contactó al actual diputado federal de MORENA Pedro Haces Barba con el ex gobernador priista de Oaxaca Alejandro Murat.
En la columna del 21 de abril Cicuta refirió que Arregui pudo convencer a ambos de integrarse al redituable negocio del huachicol, especialmente porque conoce “al dedillo” los vericuetos de la aduana marítima de Ensenada para descargar hidrocarburos.
Además, al ser oriundo de Ensenada el priista habilitado como morenista, en su momento sirvió a Murat y a Pedro Haces —claro— en momentos distintos.
Arregui Ibarra despachó como delegado de Infonavit en los años que Murat fungía como director general y Arregui se ufanaba de tener estrechísima relación con su director.
En años recientes, antes de ser designado como secretario del trabajo por la gobernadora de Baja California Marina del Pilar Ávila, el señor Arregui presumía ser el representante estatal del Partido Fuerza por México, un efímero instituto político que sin embargo permitió a Arregui estrechar vínculos con Haces.
Así pues, al conocerlos a ambos, decidió juntarlos y subrayarles que el negocio del huachicol es propiedad de MORENA así que no había de qué preocuparse.
Sin embargo, el tema se torció al saber que el secretario de Seguridad Ciudadana del país Omar García Harfuch anunciaba el escandaloso decomiso de casi 8 millones de litros de diésel en un predio del ex senador morenista Gerardo Novelo Osuna.
Ya Cicuta se refirió a los influyentes morenistas que están detrás del multimillonario negocio del huachicol, aunque en esta parte de la historia se intenta destacar el papel de Alejandro Arregui en esta trama.
Si se retoma el atentado contra su escolta César Jorge González y se alude parte del contenido de las pesquisas, entonces toma forma la versión que intentaban atentar contra Arregui.
Versiones dadas por personajes medianamente cercanos, aseguran que el secretario Arregui se muestra mínimamente y si acaso lo hace es fácilmente perceptible el despliegue de elementos policiacos que lo resguardan
Aunque Cicuta insistió en conocer un número aproximado de sus guardaespaldas, solo pudo saber que son entre 5 y 8 elementos aparentemente proporcionados por la Fiscalía General del Estado.
Ah, eso sí, Arregui pasa la mayor parte de su tiempo en Mexicali, pues una versión señala que su natal Ensenada no es garantía de seguridad por el momento.
Ruiz
Pareciera que comienzan a definirse los personajes que podrían alcanzar la candidatura de MORENA a la gubernatura de Baja California rumbo al 2027.
Ayer la encuestadora Plural MX publicó los resultados de un sondeo, donde queda claro que la candidatura de MORENA se definiría entre la senadora Julieta Ramírez Padilla y el delegado estatal de Bienestar Jesús Alejandro Ruiz Uribe.
Positivo
Qué bueno que entra en debate las palabras “soberanía” y “seguridad “.
Y es que la mayoría de los mexicanos viven aterrados por los niveles de violencia en una buena parte del país.
Todos ellos escuchan pasmados el término “soberanía” y la mayoría se pregunta si está peleada la inseguridad con la soberanía.
No se trata de tomar partida, sino resaltar que los ciudadanos comunes abordan este tema prácticamente en cualquier lugar.
El debate es sano. La soberanía engrandece y vivir en paz es vital.
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