Jorge A. Barrientos
Timing, palabra en inglés que usualmente se utiliza para indicar la habilidad de hacer algo, o que las cosas sucedan, en el momento correcto.
Como el que una reforma energética sea autorizada en un 12 de diciembre, día en que todo México festeja a la virgen de Guadalupe o que se vote en la camara de diputados la aplicación de más impuestos al pueblo justamente cuando el pueblo está de vacaciones, eso es buen timing.
De manera que queriendo no pecar de inocente y que las cosas son con el afán de dañar al pueblo, o que la coincidencia de que se apliquen leyes o reformas que nos afectan, con fechas o eventos que acaparan la atención son meramente fortuitos, podríamos decir que el sistema siempre ha tenido un buen timing.
Pues bien, pareciera que ahora han perdido hasta el sentido de la oportunidad, pero no es así, lo que pasa es que ahora todo se está volviendo en su contra, hasta el timing.
Hace algunos años, los maestros del timing celebraban que curiosamente el mundial de fútbol en Rusia se jugaría en el año 2018 y precisamente en temporada electoral, de manera que con la inercia de los últimos sexenios, con la intención del voto a su favor, con el control del sistema como lo tenían, no era necesario más que acortar las campañas y dejar al dios fútbol el trabajo de dormir al pueblo mexicano para que se lograra el milagro de mantener el status quo del país.
Pero algo pasó, su ambición sin freno, su corrupción descarada, la incapacidad de sus operadores, pero sobre todo, las redes sociales y el hartazgo colectivo, terminaron por convertir en su contra aquello que diseñaron para sacar ventajas.
De manera que ahora, con un mundial de fútbol en puerta, con un AMLO con más de 20 puntos sobre su más cercano competidor, con un pueblo harto de campañas y ávido de distracciones, con el público de unas redes sociales despiertas y alertas, el timing para los de siempre, no es malo, es funesto.
El primer partido del mundial es el 14 de junio, el de la selección mexicana es el día 17 de junio, por la afición al fútbol en nuestro país, en esos días terminaran las campañas, eso recorta a menos de 30, los días que faltan para que los empleados de los que quieren seguir pisoteando al pueblo mexicano y de vender sus riquezas, puedan revertir las tendencias que hasta ahora dan por ganador a Andrés Manuel López Obrador.
Según sus cálculos de hace unos años, para esos días su operación manipuladora ya tendría a alguno de sus candidatos consolidado en el primer lugar como lo fue en sexenios anteriores, pero en esta ocasión para entonces tendrán a AMLO como puntero y al pueblo a punto de caer en los brazos del dios adormecedor, fútbol.
Claro, ahora hay que vigilar que en esos días no conviertan su ahora mal timing con el fútbol, en una caja china, como aquellas a las que nos tienen acostumbrados, caso Paulette, Ayotzinapa y tantos otros con los que nos han metido cada golazo que ya quisiéramos los metieran los de la selección. Se ve difícil, la diferencia es mucha, el costo sería alto, pero en su desesperación pueden ser capaces de cualquier cosa.
En la costumbre de utilizar la religión, los medios de comunicación, festividades y los grandes eventos como medios de manipulación, el mundial de fútbol se lleva las palmas, no por algo la idea de realizar un mundial de fútbol surgió de un mexicano, socio del ex monopolio de la televisión en México, televisa. De manera que el mundial de soccer es la unificación de todos los métodos de manipulación en uno, pues reúne fútbol, televisión y religión en un solo evento; fútbol, porque participan los mejores jugadores del mundo, televisión, porque es el mejor medio para disfrutarlo y por último religión, pues nos la pasamos rezando para que gane la selección, con una fe que ya deberíamos mover montañas.
De manera que para fines prácticos, quedan menos de 30 días para que terminen las campañas, 10 días menos que los marcados oficialmente, después veremos si el mundial fue un mal timing o una buena caja china.
La renuncia de Margarita Zavala puede ser el primer paso hacia la creación de la caja china para esas fechas, sumando números, que no existen, al candidato que quieran acomodar.
Se les acaba el tiempo, dicen por ahí, “ya se van”.