Como las inexistentes fugas carcelarias de reos que nos cuentan en este país luego de que alguien reporta desde los mismos penales que ya no están todos los presos que en teoría y con la ayuda de todos los medios de custodia y vigilancia, deberían estar, de igual forma terminará entre la opinión pública el caso de los dos estadounidenses y el marino mexicano baleados por policías federales en agosto 26 en un paraje de Tres Marías, Morelos; muy cerca de la Ciudad de México.
El hecho es que más allá de que se nos informe con veracidad lo que las investigaciones al respecto arrojen, ha sido tanto el manoseo de lo hasta ahora señalado al respecto, que la credibilidad de las instituciones a cargo, está por los suelos.
La procuradora General de la República, Marisela Morales es quien ha dado la cara cada vez que se habla del tema ante los medios de comunicación, más en honor a la verdad como la Chimultrufia, como dice una cosa, dice otra.
A pocas horas de lo ocurrido en Tres Marías, de lo primero que se habló fue de una confusión por lo que los federales pensaron se trataba de un secuestro. Dado que la escena del crimen no dio para justificar el que los policías descargarán sus armas contra la camioneta blindada en caso de que quisieran rescatar de sus captores al sustraído, fue que se pidió tiempo para seguir con la investigación.
De la identidad de los estadounidenses heridos se ha dicho por las fuentes oficiales que se trata de diplomáticos, pero no más; al grado que existe la sospecha de que más bien son agentes de las corporaciones de inteligencia americana y quienes fueron trasladados hasta los Estados Unidos sin rendir declaración alguna y hasta el momento, se ha dicho, tampoco lo han hecho.
Apenas el fin de semana anterior, la procuradora Morales dio informes de que la institución que dirige cuenta con videos de la zona de Tres Marías sobre el ataque a los estadounidenses y el marino mexicano efectuado por federales mexicanos, pero que se carece –entendemos que en la Procuraduría General de la República (PGR) u otra instancia gubernamental nacional— de la tecnología para visualizarlos por lo que ya se pedía apoyo especializado a otros países.
Al no dar más datos sobre este punto en específico, las hipótesis diversas no tardaron en plantearse desde otros ámbitos de la sociedad: que si las cámaras estaban dentro de la camioneta o incluso en alguna parte de la vestimenta reglamentaria de los elementos de la Policía Federal atacantes.
De las investigaciones y su curso, esta semana se dieron nuevos datos durante la inauguración del “Taller Especializado en Materia de Prevención y Lucha contra el Terrorismo y su Financiamiento” y ahí se reveló que los avances y sólo esos, se darán a conocer en los primeros días del próximo mes. De la ayuda en tecnología desde otras latitudes se digo que no prosperó no en términos de visualizar las imágenes, sino para realizar acercamientos, ya que el material grabado proviene de las cámaras oficiales cercanas de Caminos y Puentes Federales (Cafupe), Comisión Federal de Electricidad (CFE), así como de una gasolinera.
Como se puede advertir, entre más investigan parece que más se enredan. Pero no hay que pecar de ingenuo, el proceso es a la inversa. Se trata de distorsionar la realidad y hacer una mentira creíble, pero para ello, dicen los psicópatas, es necesario mentir con esquema.
Acta Divina… La procuradora Marisela Morales declaró en primera instancia de las pruebas de video sobre el ataque a dos estadounidenses y un marino mexicano lo siguiente: “Estamos pidiendo auxilio, apoyo para obtener algunas tecnologías que no tenemos en el país, a fin de que podamos ver (el material) (…) Nuestra tecnología no es capaz de poder visualizar ese tipo de videos y por eso es muy importante no emitir ninguna conclusión”.