Astrolabio Político
Por: Luis Ramírez Baqueiro
“El mejor libro es la conciencia”. – Víctor Hugo.
La reciente conformación de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados Federal es un retrato vergonzoso del oportunismo político, la descomposición ética y la falta total de coherencia ideológica que domina a gran parte de la clase política mexicana. Particularmente ofensiva resulta la llegada de Kenia López Rabadán y Sergio Gutiérrez Luna, dos personajes que representan lo peor del pragmatismo vacío disfrazado de “gobernabilidad”.
Kenia López, formada en las filas del PAN, ha hecho de la estridencia y la histeria su principal herramienta política. Su obsesiva cruzada contra todo lo que huela a oposición al bloque conservador raya en lo patológico, y contradice por completo cualquier aspiración democrática. Su nombramiento a la Mesa Directiva es un mensaje claro: se premia el ruido, no la razón.
Sergio Gutiérrez Luna, por su parte, encarna la figura del político camaleónico que se arrima al árbol que más sombra da. Su carrera ha sido un constante brincar de un paraguas político a otro, sin más criterio que el beneficio personal. Aunque se arropa con los colores de Morena, su historia y sus alianzas gritan PRI. Está ligado estrechamente a personajes como Horacio Duarte, Mario Delgado, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, todos herederos directos del viejo PRI autoritario y clientelar. No es casualidad que todos ellos compartan una característica central: la profunda desconfianza —cuando no el abierto desprecio— del movimiento transformador que hoy gobierna.
La desfachatez de Gutiérrez Luna no tiene límites. Avalar desde la Mesa Directiva un minuto de silencio en el pleno por la muerte de Ozzy Osbourne —sí, el vocalista de Black Sabbath, ícono de los excesos, consumidor confeso de todo tipo de drogas— demuestra una desconexión alarmante con los valores de la sociedad mexicana que deberían regir al poder legislativo. ¿Ese es el referente que se quiere exaltar en el recinto de San Lázaro?
Afortunadamente, no todo está podrido. La bancada veracruzana de Morena votó en contra de esta infame conformación, dando una lección de congruencia. Incluso Julen Rementería del Puerto, legislador federal panista, hizo lo mismo. Mientras en San Lázaro la mayoría de diputados de Morena actúan como borregos rumbo al matadero, obedeciendo sin cuestionar, desde Veracruz alzan la voz para rechazar esta claudicación moral.
¿De qué sirve hablar de transformación si se pacta con lo peor del pasado?
El futuro de México no puede depender de quienes solo buscan sobrevivir políticamente bajo cualquier sombrilla, aunque sea la más corrupta.
Al tiempo.
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