POR MOURIS SALLOUM GEORGE
Las campañas electorales y los debates por la presidencia de la república despertaron esperanzas y dudas. Un hecho que no estuvo muy presente, pero que es de fundamental importancia, fue definir la presencia de México como un país atractivo en el plano global. Esto equivale a por lo menos 110 mil millones de dólares en 378 anuncios de inversiones extranjeras, por nearshoring -relocalización de empresas- conforme a una estimación de la Secretaría de Economía, en el año 2023, para ejercerse en el corto plazo.
Con el resultado conocido del proceso electoral, los mexicanos ahora sabemos más en torno a los intereses y las pretensiones del próximo gobierno.
Sin duda que varias de las promesas despertaron interés y apoyo de los votantes. El reto para el nuevo gobierno ahora será aterrizar lo prometido. Mejor si los integrantes del nuevo gabinete asumen sus responsabilidades con acciones inmediatas.
La ventaja es que quienes llegan a los cargos del gabinete ya conocen lo que les espera, por surgir del partido gobernante.
Hay dos grandes retos que -sin subestimar a los otros- ameritan desde ya el máximo empeño y capacidades de quienes los tengan bajo su responsabilidad.
El primero es el de la inseguridad pública y la alta criminalidad que enfrenta el país. Es impostergable que el nuevo gobierno dé una respuesta a la exigencia ciudadana de que reduzca drásticamente las altas tasas de criminalidad.
Como es sabido, las cifras de ejecuciones del crimen organizado superaron los 188 mil 764 muertes, al 4 de junio del presente, de acuerdo con la consultora TResearch International -con datos oficiales-; las desapariciones en esta administración sumaron 48 mil 873 hasta mayo del 2024; son asesinadas en promedio anual más de tres mil mujeres (niñas, adolescentes y adultas); las extorsiones y la violencia intrafamiliar con abusos a menores de edad, suman millones de casos; los fraudes contabilizaron 504 mil 386 denuncias; los miles de asaltos y robos cotidianos son un atentado contra la paz y la tranquilidad de la gente.
El otro desafío del país, en lo económico, es la falta de una política clara y proactiva hacia el fenómeno del nearshoring, que implica miles de mdd de inversiones extranjeras en juego.
De acuerdo con especialistas, el nuevo gobierno tiene que ofrecer una política muy clara a los potenciales inversionistas. Esto significa darles a conocer las oportunidades de negocios, las facilidades reglamentarias, las conveniencias geoestratégicas, y los compromisos oficiales de inversión en infraestructura.
Desde que se desató el fenómeno de la relocalización de empresas, hace más de un lustro -por los problemas geopolíticos-, México ha perdido oportunidades de atraer inversiones, por falta de una política clara y proactiva en esa materia.
Esos grandes capitales fueron captados por otros gobiernos. Cientos de miles de puestos de trabajo, directos e indirectos, están en juego, y podrían aterrizar en nuestro país si el nuevo gobierno se maneja con inteligencia.
Aquí no cabe la ideología. Se trata simple y llanamente de aprovechar los movimientos de los capitales y la coyuntura geopolítica.
Si el gobierno atiende esos dos flancos estratégicos, provocará una derrama de beneficios concretos, con efectos positivos hacia los demás retos que tiene.
Como ciudadanos, lo que esperamos es que los altos funcionarios lleguen preparados a la toma del poder.