México quiere ser el centro tecnológico de América Latina. Pero no hay plan, ni energía, ni reglas. Solo discursos.
Marcelo Ebrard dice que todo está casi listo. Que no habrá aranceles. Bien. Pero México no compite con discursos. Compite con electricidad, carreteras y reglas que no cambien cada seis meses.
México tiene la tasa arancelaria más baja del mundo: 6.5 %. Es ventaja, pero también riesgo. Un cambio en Washington puede sacudir medio sector exportador. El gobierno sigue peleando con el mercado eléctrico en lugar de modernizarlo.
La revisión del T-MEC será dura. Energía, automotriz, maíz, trabajo, aviación. Estados Unidos va con estrategia. México, con excusas.
En 2025 las exportaciones crecieron 4.9 %. En agosto alcanzaron 55 mil millones de dólares. Buen número, pero ocurre a pesar del gobierno, no gracias a él. El motor es privado: maquinaria, equipo eléctrico, componentes tecnológicos. La Secretaría solo mira.
Ese impulso depende del T-MEC. Si el acuerdo se tensa o los aranceles suben, el crecimiento se frena.
CloudHQ invertirá 4 800 millones de dólares en seis centros de datos en Querétaro. Miles de empleos. Energía no garantizada.
México tiene 166 centros de datos activos y 73 en construcción. Más de 9 000 millones de dólares en inversión. Microsoft, Amazon, Google, todos aquí. Pero la red eléctrica no aguanta. Los centros de datos demandan más de 5 000 megawatts. No hay generación ni transmisión suficiente.
La reforma eléctrica fue política. No técnica. Buscó control, no eficiencia. Hoy hay apagones y proyectos detenidos.
El gobierno habla de innovación, pero bloquea inversión. Promete nearshoring, pero no arregla la energía. Quiere inteligencia artificial, pero no forma técnicos.
México necesita soltar el control del mercado eléctrico.
Que la inversión privada compita, sin trabas.
Energía limpia, internet rápido y reglas que no cambien según el partido.
Las startups que vendan, no que vivan del presupuesto.
Las universidades que formen técnicos, no burócratas.
Investigar cuesta. Aquí no se paga.
Se aplaude al que pide y se castiga al que produce. Por eso no avanzamos.
El T-MEC seguirá, con o sin México.
Y si no resolvemos la energía, los apagones serán reales.



