Desde Filomeno Mata 8
Mouris Salloum George*
Signos del momento mexicano, no precisamente tranquilizantes: al atardecer del pasado jueves, vimos marchar por el centro histórico de la Ciudad de México a tres compañías del Pentatlón Militar, con el impresionante estruendo de sus bandas de guerra.
En política no se dan las casualidades: ese día, 26 de julio -aniversario del golpe al cuartel cubano Moncada, de Cuba, celebrado en 1968 en el Zócalo de la Ciudad de México-, se dispararon las reacciones del choque juvenil entre estudiantes de tres días antes, que culminaron en la Matanza del Tlatelolco, el 2 de octubre. Medio siglo hace de la tragedia.
La semana que termina, además, estuvo marcada por la presencia en la capital de los familiares de los 43 de Ayotzinapa (26 de septiembre de 2014), clamando por la aparición de sus hijos, cuyo paradero no acaba de esclarecerse.
Los padres de los desaparecidos no han estado solos: contra la “verdad histórica” de la PGR, se alza ahora la exigencia de una Comisión de la Verdad, apoyada por amplios segmentos de la sociedad civil.
Lo grave de esas señales, es que se producen en el interregno de la alternancia presidencial, decidida por la voluntad popular el 1 de julio pasado.
La inmediata reacción evidentemente generalizada, aprobatoria de los resultados electorales, se ha visto subvertida por acontecimientos posteriores, en los que están implicados consejeros del Instituto Nacional Electoral.
Por más que se convoque a una tregua política, en espera de que la instancia jurisdiccional, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, dicte su sentencia definitiva e inatacable, la respuesta ha sido como una llamada a misa.
Si bien la transición presidencial parece encaminada por los cauces institucionales, a los signos de intransigencia internos de algunos sectores, se suma un perverso clima internacional, que algunos analistas diagnostican como producto del “síndrome bélico”, que señorea en la Casa Blanca.
¿Qué decir frente grave e incierto paisaje? No queda más que hacer votos porque la cordura impere en los conductores del Estado mexicano, en inminente y radical relevo. ¿Será mucho pedir?
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.