Desde Filomeno Mata 8
Mouris Salloum George*
Después de tener comunicación con Dios, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele le dio portazo a la remota posibilidad de que la crisis humanitaria que asuela a Centroamérica sea resulta por la vía pacífica.
Las últimas horas en San Salvador han sido de tragicomedia: El presidente irrumpió el recinto de la Asamblea Legislativa, tomó la tribuna y se hincó a rezar. Acto seguido, salió a la explanada a hablar con sus paleros y les informó que, por mandato divino, había que hacer entrar en orden a esos sinvergüenzas (Hitler les llamaba sabandijas); los diputados que se niegan a autorizarle la contratación de un préstamo por 100 millones de dólares para financiar la Fase 3 Control Territorial, estrategia de su plan de seguridad pública.
Como los legisladores, que son mayoría parlamentaria opositora, se atrincheraron en la negativa, ayer Bukele movilizó activos de la Fuerzas Armadas y a la Guardia Nacional Civil para tomar el Palacio Legislativo.
En esas subversivas circunstancias, ¿puede México cultivar alguna esperanza de que la iniciativa del Plan de Desarrollo de Centroamérica, para frenar los flujos migratorios hacia el norte, pueda culminarse?
Guatemala y Honduras no cantan mal las ranchera
En Guatemala, el presidente Jimmy Morales no logra apaciguar a los denunciantes del Pacto de los corruptos con el que el mandatario pretende echarle tierra a los expedientes que permanecen abiertos después de haber expulsado del país a los integrantes de la Comisión Internacional que, con la participación de la ONU, que investigaba acusaciones contra la clase política.
La corrupción no es la única motivación de comunidades indígenas y otros sectores de la clase trabajadora que regularmente están tomando las calles y las clases púbicas. Está de por medio una política por la que Morales pretende darles dominio territorial a trasnacionales de la industria minera.
La tercera crisis en cartelera es la de Honduras, donde la Alianza de la Oposición contra la Dictadura permanece en resistencia frente al segundo mandato del presidente Juan Orlando Hernández, quien logró su reelección en comicios fraudulentos avalados por los lacayos de la Organización de Estados Americanos (OEA) que, a diferencia de su dolosa intervención en Bolivia, en el caso hondureño se han hecho de la vista gorda.
El gobierno mexicano está, pues, frente al triangulo del golpismo que arroja sobre territorio nacional a las desesperadas víctimas, mientras que por el norte Donald Trump exige a El Capitolio dos mil millones de dólares para su muro con México que, asegura, será pagado por los mexicanos. Ni para donde hacerse: O cabresteas o te ahorcas, dice la conseja popular.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.