Redacción MX Político.- Algunas personas se dicen sorprendidas ante el probable registro del nuevo partido político de Felipe Calderón sin reparar en que, desde agosto de 2019, éste recibió un sorpresivo impulso desde Palacio Nacional, nada menos que por parte del propio presidente López Obrador.
De las 106 asociaciones civiles que hace un año pretendieron su registro como nuevos partidos políticos nacionales 57 continúan en el proceso, pero sólo cinco de ellas son las que se acercan a los números mínimos de asambleas y de afiliaciones que se requieren por ley.
Será junio cuando el Consejo General del INE resuelva qué organizaciones cumplieron los requisitos y, en tal caso, les otorgará el registro.
Uno de los prospectos es
Avance de las asociaciones que buscan convertirse en un nuevo #PartidoPolítico nacional.
Corte al 5 de febrero de 2020 https://bit.ly/387FghF #30AñosINE
Recuerda que NINGUNA organización que busca convertirse en partido político tiene asegurado AÚN su registro.
Sin una estructura que lo respaldara, durante la mayor parte de 2019 el expanista afrontó el reto con falta de recursos para financiarlo, una escasa respuesta de la ciudadanía, nulo posicionamiento en los medios de comunicación y, prácticamente, en un clandestinaje producido por la falta de interés del público, informó Apro.
Varias de sus asambleas distritales fueron suspendidas por falta de quorum y en las que se pudieron realizar se detectó el acarreo de vecinos mediante el ofrecimiento de comida y dinero, como en el sonado caso de la asamblea realizada en Cuautla, Morelos.
El proyecto calderonista naufragaba en agosto del año pasado, pues el avance obtenido por México Libre era marginal: escasamente había podido realizar 34 asambleas distritales y su padrón apenas se acercaba a los 30 mil afiliados, el 13 por ciento del número necesario, según datos oficiales. Habían transcurrido siete de los 12 meses con los que disponía para acreditar los requisitos.
Entonces, apelando a su conocido recurso de culpar a las administraciones anteriores para eludir su responsabilidad, López Obrador prestó una invaluable ayuda a la causa calderonista.
El día 23 de aquel mes de agosto, incapaz de sustentar una explicación de los nulos avances de su gobierno en materia de seguridad pública y sin que viniera muy al caso, el presidente le dedicó la nota principal de su conferencia matutina a Calderón: dijo que éste “le pegó un garrotazo a lo tonto al avispero” y rememoró que en 2007 el expresidente declaró la guerra contra el crimen organizado vestido de militar, con un uniforme que, dijo, “hasta le quedaba grande, parecía el Comandante Borolas”.
A partir de esa fecha, ante cada tropiezo de sus políticas, López Obrador mencionó con reiteración a su adversario, favoreciendo la notoriedad pública de la cual éste carecía, y le otorgó una posición destacada dentro de la oposición a su gobierno.
Beneficiada de tal propaganda y aprovechando el nuevo posicionamiento, la organización calderonista pasó de promediar una asamblea distrital por semana a 9.8 en los meses siguientes, mientras que sus afiliaciones pasaron de un promedio de mil a 7 mil por semana.
El esfuerzo propio de la militancia calderonista fue sin duda complementado por el envión que, a querer o no, le dio el presidente. Impulso sin el cual difícilmente la organización del ex panista se hubiera acercado siquiera a las metas de organización y afiliación requeridas para lograr el registro.
jvg