La historia mexicana además de ser una materia impartida como si de las tablas de multiplicar se tratara, ha sido objeto de un caudal de manipulaciones, sesgos, omisiones y recatos qué la hacen poco menos que una transcripción de chismes de lavadero.
El sistema de educación en México es derivado del muy cuestionable “sistema prusiano” edulcorado con el “sistema lancasteriano”, es decir la misma gata pero revolcada donde el alumno es simple receptor de información.
Así avanzados en pleno siglo XXI parece que el ingenio humano, en lo referente a educación, sigue noqueado por la ambición de unos cuantos que siguen manejando la escuela como su coto de adoctrinamiento..
Y la historia como cátedra ha sido una de sus más grandes víctimas, el maestro qué por lo regular detenta sus conocimientos históricos no en la investigación sino en un solo mamotreto que dice “Historia de México” y que haciendo las delicias de críticos de los sofistas, esgrime sus conocimientos o memoria de manera asombrosa con fechas y nombres, pero sin investigación o análisis alguno, sólo resultando una serie de datos autocensurados que emite sin mayor convicción.
La historia necesita ser descubierta cada día, analizada constantemente, colocada en la silla de los acusados sin misericordia hasta que confiese algunas verdades, porque es porfiada y reacia. Su enseñanza debe ser dinámica, llena de claroscuros, datos inquietantes incluso picantes que resulten en controversias, discusiones y motive la curiosidad.
Un ejemplo maravilloso de enseñanza de la historia es Paco Ignacio Taibo II, quienes hemos tenido la fortuna de leer sus libros, ver y escuchar sus documentales entendemos que la historia tiene muchísimo más que sólo fechas y lugares, lo mismo pasa con Arturo Pérez Reverte y sus novelas como “La sombra del águila” y “El húsar” que nos transporta a las guerras Napoleónicas, o escritores como Mario Puzo y su libro “Los Borgia” una delicia de lectura que incita a investigar más por nuestra cuenta y aprender.
La historia no la cuentan los vencedores si entendemos que no estamos vencidos, que la memoria histórica es el refugio de la consciencia social y que depende de cualquiera atesorar ese destello de dignidad.
Hoy como hace 500 años nos convencen de las glorias de un mundo globalizado, de mercantilización, adoctrinado en la esperanza y la fe, en el trabajo en conjunto y los beneficios de la paz, pero no hay tal, la globalización sólo ha servido para discriminar y empobrecer mediante la competencia desleal, el mercantilismo nos ha convertido en sujetos elitistas, dispendiosos y egoístas, el adoctrinamiento nos ha embrutecido al igual que a nuestros hijos, el trabajo en equipo es sólo una manera de explotarnos eficientemente pues con el adoctrinamiento no permite una libertad de movilidad social ni desarrollo individual que no sea en aras del enriquecimiento de los patrones y los beneficios de la paz sólo útil a quienes nos oprimen convenciéndonos de que es mejor ante la violencia qué a toda hora nos aplican para recordárnoslo.
100 años y seguimos en el Porfiriato con su corrupción y elitismo, 300 años y seguimos en el virreinato con su corrupción y clasismo, 500 años y seguimos en la conquista con su corrupción y racismo.
La historia es evolutiva y cambiante, los datos de hoy pueden ser complementados, rechazados o condicionados por nueva información, pero en México la historia asemeja haberse detenido, congelado en un sopor de decenas de años, actualmente algunos pasajes sociales y políticos podrían ser sacados de un diario de 1900 o acuñados en cartas de un embajador gringo de la época de 1913. Tal pareciera que la historia en México es la representación teatral más prolongada en la historia de la humanidad, el libreto es el mismo sólo los actores han cambiado a lo largo de las décadas. Se dice que la historia es cíclica pero aquí parece entró en un loop o circuito interminable.
¿Será qué no ha cambiado nada desde hace décadas? o ¿no aprendimos nada por un sistema de enseñanza condicionante? o ¿nos han ocultado y manipulado información?..
Muy posiblemente sean todas ellas combinadas, nadie que conozca medianamente la historia de México podrá negar que está llena de traiciones, asesinatos e intrigas que parecen nunca terminar, existe la teoría de la revolución mexicana que no concluyó y que continuamos sufriendo sus detonantes, que cargamos con 106 años de incesantes luchas intestinas por culminar lo que dio inicio a este levantamiento evidentemente fallido, la revolución que no fue.
También merece mención la manipulación de cada régimen, tendencia política y poderes fácticos al condicionar la instrucción histórica a sus intereses mezquinos. Hay lugares que dan pena histórica cuando sus autoridades, intelectuales orgánicos y textoservidores tuercen la historia a modo conveniente y actualizado, porque lo moderno es la privatización y el neo-conservadurismo aderezado con el turismo y se erige la efigie de Porfirio Díaz a escasos kilómetros de Rio Blanco, Veracruz, y su tristemente famosa huelga donde cientos de trabajadores murieron asesinados por ordenes de Díaz.
Cada generación es expuesta a tal condición y al menos unos cuantos lo entendemos, pero el tiempo es un enemigo formidable y la desmemoria del mexicano, el sistema educativo, el dogma religioso, la impunidad institucional y empresarial, la ambición de una casta dorada que se regenera constantemente con mayor fuerza forman en conjunto, ahora si, un verdadero muro de ignominia, inequidad y discriminación.
Porque el México de la historia es el México de hoy y será el México de mañana, con los hijos y nietos de los mismos ojetes explotando a los hijos y nietos de los mismos pendejos.
.Victor Roccas.