La visita a nuestro país de Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco representante de la Iglesia Católica, ha dejado al descubierto que en México ahora y como siempre, estamos acéfalos de verdaderos líderes. Es claro el por qué los mexicanos sienten simpatía y hasta curiosidad por ver al papa católico y cómo él, mueve y atrae las masas con su mensaje divino que nos invita a todos, a practicar actos de misericordia.
Tal situación no es casualidad. La profunda crisis en la que estamos sumidos los mexicanos –que de ninguna manera atravesamos–, nos tiene tumbados en la lona sin dar crédito a nada, ni siquiera a lo que se nos dice es la salida nacional.
Los flagelos del país son cuantiosos y cada y cada uno de estos con vertientes muy distintas, por ejemplo: la inseguridad en las calles y que se inserta a nuestras casas, escuelas, centros de trabajo y lugares de servicio y para robarnos más que las pertenencias. La violencia que se vive en no pocos hogares, entre amigos y extraños y que en casos extremos nos relata ajusticiamientos, desmembramientos y el horror inimaginable por más que se nos describa, como en el renglón de los feminicidios. La pobreza con sus cientos de caras, en donde unos no tienen nada, otros muy poco y algunos a quienes su capacidad de poder adquisitivo les disminuye día con día a pasos agigantados; qué decir de esa pobreza que debe doler hasta los huesos en casi la mitad de los mexicanos que nos dicen sobreviven al día con menos de lo que se cotiza el dólar. ¿Cómo hacen ellos para comer? ¿Qué hacen esos mexicanos si se enferman ellos o sus hijos? ¿Cómo pueden con solo unos cuántos pesos tantos mexicanos generar riqueza para ellos y sus familias?
La situación anómala del país llega a otros espacios también: educación deficiente por parte del Estado, más que la impartida por los maestros. Programas educativos en donde el profesor es el único que enseña, que discierne, que califica. También hay que anotar que en realidad hay pocas oportunidades de empleo y los trabajos son mal pagados.
Los temas de las finanzas y la economía nacional podrán decir que no nos interesa, que no los entendemos, que ni siquiera tenemos poder de decisión en esos terrenos, pero sin duda, cada vez somos más los que estamos al tanto de los manejos de nuestros dineros nacionales y que advertimos que quienes nos administran obtienen grandes rendimientos personales, mientras a nosotros nos dicen que la deuda nos crece.
El actual sistema político y sus gobernantes nos seguirán dando iguales malos resultados y por ahora no sé ve en el camino alguien que nos ayude a cambiar la historia.
Pobre México: sin líderes, ni estadistas.
Acta Divina… En el 2013, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, fue elegido como Líder del Año en América Latina por la publicación digital “Latinvex” de Miami.
Para advertir… Es más fácil obre un milagro que el cumplimiento de la Ley.