C O N T R A P O D E R
JUAN ANTONIO TORRES
Estamos a menos de tres días de que se lleven a cabo, los comicios constitucionales del 6 de junio, los que nos permitirán saber, quien será el futuro titular del Ejecutivo estatal, así como los diputados federales, legisladores locales, y desde luego, los nuevos 67 ediles que le darán luz y vida a la geografía política de la vasta y extremosa entidad, como lo es, Chihuahua.
Uno de los municipios que llaman poderosamente la atención, sin duda lo representa, el emblemático municipio de Hidalgo del Parral, no solo por su historia, por sus tradiciones, sino por haber sido la “patria chica”, donde vio su luz primera, el hampón, y ex gobernador de Chihuahua, César Duarte Jáques, hoy detenido en los Estados Unidos, por sus múltiples fechorías, cometidas durante su mandato, al amparo del poder durante el pasado sexenio.
Pero no nada más por las historias de terror y corrupción, que tejió a lo largo de su putrefacto régimen, Duarte Jáques, sino por quien, le viene siguiendo fuertemente los pasos, tratando no solo de imitarlo, sino de superarlo, pero para desgracia de los parralenses, en lo que se refiere a atracar a manos llenas, sin límites, las arcas de una administración, que se haya hoy empantanada en la podredumbre, malos manejos y presuntos nexos con el crimen organizado, que ha encabezado, desde hace casi cinco años, el ex edil de ascendencia independiente, de esa alcaldía, y hoy abanderado, de Movimiento Ciudadano, a la gubernatura de Chihuahua, Jorge Alfredo Lozoya Santillán, a quien muchos lo ubican, como “El Caballo”.
Con un animal pues.
Alfredo, Lozoya, es a la luz de la terca realidad, un turbio personaje, que no solo sueña con ser el sucesor, de su amigo, el huésped de palacio de gobierno, Javier Corral Jurado, o sea ganar las elecciones de este domingo, lo que es un auténtico sueño guajiro, sino también en dejar a su Cosa Nostra, en la presidencia municipal, en la cual figuran, en un primer término, el aspirante a alcalde, César Peña, un empleado de gobierno, y al mismo tiempo, un locutor de la radio local, de medio pelo, quien se ha convertido en “un títere” sin vida propia, que mueve a su antojo, Lozoya Santillán, desde hace un buen rato.
Es el patiño, sin duda, del tristemente célebre ex edil de Parral.
En este contexto, de descomposición política, en el cual se enmarca el quinto municipio más importante de la entidad, como es “la capital del mundo”, aparece en escena, Miguel Jurado Prieto, un empresario pudiente, con mucho carácter, construido en la cultura del esfuerzo, quien a lo largo de más de 50 años de trabajo tesonero, se ha consolidado en esa zona sur del estado, en los rubros del transporte de carga, y el ramo gasolinero.
Es un referente de un hombre de negocios hechos en la forja, que le apostó al trabajo, a la tenacidad, y en poner en todo lo alto los apellidos, los valores y el ejemplo que le dieron sus padres.
Jurado Prieto, el candidato del PRI, a la alcaldía de Hidalgo del Parral, es de los pocos candidatos de este instituto político, a quien se le ven altas posibilidad de alzarse con la victoria, el próximo domingo 6 de junio.
Pero no solo por las siglas que hoy lo cobijan, sino por sus méritos y su prestigio personal.
Se dice fácil, que puede ganar, pero enfrente tiene a un adversario peligroso, perverso, que no es por supuesto, César Peña, su contrincante, sino quién está detrás de este personaje, como lo es, Alfredo Lozoya, “El Cuaco”, la “mano negra” que pretende dejarlo como su sucesor, para que lo proteja en su salida pero también para blindar sus pingues negocios en el municipio, como lo son; la recolección de basura, la pavimentación de calles, la construcción de fraccionamientos y todo lo que controla el hampa, como lo son, las tienditas-más de 70 en la ciudad- y el trasiego de drogas, la tala ilegal en la zona serrana, cuando ya no sea nadie, para no verse inmiscuido en los obvios problemas de los malos manejos, que han sido el común denominador, desde que en el 2016, Lozoya Santillán, por azares del destino se convirtió en el inquilino de esta alcaldía, que hoy confronta gravísimos problemas de corrupción, de tráfico de influencias, de inseguridad ciudadana, así como de estar infiltrada la policía municipal, entre muchos otros.
Miguel Jurado, desde que le ofrecieron la candidatura, varios partidos políticos, hasta que optó por quedarse bajo las siglas, del PRI, sabía que enfrentaría no a un grupo político, sino a una gavilla, una clicka, como se dice en términos del hampa a los grupos delincuenciales que lidera, desde hace un buen tiempo, “El Cuaco” Lozoya.
Para nadie en estas latitudes es un secreto, que todos los candidatos a puestos de elección popular, que tiene como base, Parral, son fieles escuderos, o incondicionales de Lozoya Santillán, los que se mueven al ritmo que les toca, su turbio mecenas, quien puede presumir que trae todo el recurso económico del mundo para hacer una campaña que no se quede muy atrás de la que están haciendo por su lado las huestes del PAN y de MORENA.
En lo que se refiere a tirar dinero por la ventana.
Dudo, que puedan presumir de esa solvencia moral, o probidad, para ser dignos de una candidatura a un encargo tan relevante como lo es una gubernatura.
Miguel Jurado, desde luego que no es un santo, o una dama de la caridad, es un nombre de carne y hueso, con fortalezas y falencias, es un pecador estándar, sabe que, Alfredo Lozoya, no es su adversario político, sino que es su enemigo personal, que incluso en meses pasados, se sabe, habría abofeteado a uno de sus hijos, por rencillas pasadas, que adquirieron una dosis de enfrentamiento, al calor de las campañas, que desde ayer, se terminaron no solo en nuestra entidad, sino en todo el territorio nacional.
Es un hecho que en Parral no volverá a gobernar un tenebroso representante del crimen, pues los peores años en la vida política y social de esta ciudad para desgracia de los parralenses, han ocurrido en los casi 5 años que han manejado los hilos del poder de esta administración, que es hoy rehén de un dictadorzuelo que anhela con mantenerse protegida de esta peste.
Lamentablemente, PARRAL, se llevará un buen tiempo para recuperarse de los daños colaterales que le generado la Cosa Nostra, que ha liderado, El Cuaco Lozoya, quien amenaza con perpetuarse en el poder, a través de su fiel escudero, César Peña.
Miguel Jurado, sabe que el fuego se combate con el fuego, es decir, está por demás enterado, que el candidato a gobernador de MC, o sea, Alfredo Lozoya, tiene listos por lo menos 10 millones de pesos para la compra del voto, que se tendrán que utilizar el mero día de los comicios, más allá de la gasolina, las tortas y los refrescos y aguas que se tienen que comprar el día crucial de las elecciones.
El candidato del PRI, sabe que tiene que apoquinar, con su recurso propio, esos y muchos detalles más para neutralizar o empatar a sus enemigos, que no se andarán por las ramas para hacerle sentir el rigor de su encono, pero sobre todo para humillarlo, haciéndolo perder la elección.
Esa es la consigna de El Cuaco.
Miguel Jurado Prieto, debe saber, aunque es nuevo en esta lides de la política, pero quien es un lobo de mar, por todo lo que ha vivido a lo largo de su existencia, en la cual figuran sin duda caídas y fracasos, pero también muchos logros y éxitos, que hoy lo tienen encumbrado, que la historia la escriben los triunfadores… de los perdedores nadie se acuerda.
Si Miguel Jurado Prieto, logra llevarse el triunfo en las urnas el próximo domingo, como se vaticina, habrá de convertirse en un líder entre las huestes del PRI, porque será el municipio más importante que habrá recuperado este instituto político después de 8 largos años, en que el PAN y los independientes, se lo
El desafío, no está nada fácil.
Enfrentar a un jinete del Apocalipsis, como lo es, El Cuaco Lozoya, se requiere no solo agallas o cojones, como los tiene, Jurado Prieto, sino de mucha inteligencia, pero sobre todo estrategia, para salir airoso en esta disputa por el poder.
Miguel Jurado Prieto, en el otoño de su vida, no puede, ni debe permitir que su incursión en las lides de la política, sea una experiencia traumática, sino una lección de arrojo y sagacidad, para sus conciudadanos de que en la vida hay que enfrentar a los tiranos, así sea dejando la vida en la lucha, pues ya lo decía alguien por ahí:
“Más vale morir de pie, que vivir de rodillas”
El candidato priista se está jugando el todo por el todo.
Exponiendo su prestigio personal y el de su familia.
Pero también su vida y la de los suyos, que no es un asunto menor.
Miguel Jurado Prieto, quiere no solo ganar la elección, porque es un ganador indiscutible, sino que quiere devolverle algo a una tierra bendita, como lo es Hidalgo del Parral, que ¡Le ha dado todo! ¡Todo!
Su sagrada familia, y la bonanza económica…
POSDATA:
PARA no dejar la menor duda de que les sobran los billetes, ayer Maru Campos y su marioneta, Marco Bonilla, cerraron sus respectivas campañas en el Palomar, con la presencia de Julión Álvarez y Aida Cuevas, que no cobran cualquier cosa en sus shows. Por lo menos 5 millones de pesos se les pagaron a los dos artistas. Eso sin olvidar los invitados especiales que ahí estuvieron, hospedajes, alimentos, y muchas cosas más.
Es grotesco, un insulto a los chihuahuenses el despilfarro de dinero de los panistas. Es un fiel reflejo de lo que hizo el ex gobernador, César Duarte, con su alfil, Enrique Serrano en el 2016. Por algo será que todos los duartistas hoy en día están encabezados por la ex alcaldesa de Chihuahua, que aspira en ser la primera mujer gobernadora, en Chihuahua, con la aureola de duartista, aunque ella reniegue de que nunca recibió ni un cinco de su amigo hoy recluso en los Estados Unidos.
Claro que centavos, ninguno, ¡¡pero si muchos millones de pesos!!!