Muelle 1
Carlos Alberto Duayhe
Es relativamente cierto cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador señala un día sí y otro también que cuenta con otros datos ante cualquier situación de orden público que le presentan y a veces con eso cierra, aunque tenga o no razón, lo que a su juicio es y punto.
Eso genera en sus conferencias matutinas información cierta o falsa y en oportunidades fuertes controversias que polarizan, quiera o no, a la sociedad.
Y tampoco le desasiste, a veces, razón: el gobierno, por encima de diputados, senadores, jueces, empresarios, académicos, organismos civiles, iglesias, sindicatos y todo lo que se ocurra, es el que dispone de los medios permisibles para saber lo que ocurre en el territorio y en el extranjero casi de pe a pa.
Es ingenuo pensar lo contrario, si no que le pregunten al Centro Nacional de Inteligencia, a las secretarías de estado, a los organismos autónomos, a los propios gobernadores, incluso espionaje o información, que con toda diligencia le avisa su séquito con temas específicos o lo que va ocurriendo, según convenga, claro a sus intereses de gobierno.
A veces, hasta de las universidades e institutos de investigación se sirve, aunque ya se sabe que no son de su agrado del todo.
Ejemplos, hay de sobra.
López Obrador contaba desde endenantes -como dicen en Jalisco- a su triunfo electoral de 2018 lo que era harto conocido en materia de corrupción no sólo por algunos medios informativos convencionales y ahora internet y redes sociales, sino por filtraciones del propio sector público al que se iba a dedicar y que fue un factor determinante en su campaña.
Al llegar al poder, las fuerzas armadas llevaron mano, en el caso del actual ejecutivo, mano en serio.
Ahora utiliza el Ejército y Marina en áreas estratégicas y fundamentales del poder público: puertos, aeropuertos, aduanas, seguridad pública (narcotráfico, huachicol, migración) infraestructura básica, además de las tareas centrales de seguridad nacional, territorial y atención de desastres naturales. Quehacer, sí pues, de sobra.
En oportunidades los resultados no pueden ser tan exitosos como se pudiera suponer, como ahora se ve en el caso de los 40 muertos y 28 heridos en un incendio en un centro de detención cerrado con candados y del que no pudieron salir, ocurrido a finales de marzo y cuyo responsable del Instituto es contralmirante Salvador González Guerrero.
Nadie es perfecto, también es cierto, pero una y otra vez se insiste en que hay asuntos de elemental orden y sentido común y en ocasiones los integrantes de las fuerzas armadas se pasan de cuadrados. En fin, ya decidirán los jueces las responsabilidades respectivas en este caso.
Las fuerzas armadas vaya que han enderezado muchos entuertos, aunque difícilmente pueden con tanto sin tener las especializaciones respectivas.
Atraques
1. De gran importancia revisar todo el Instituto Nacional de Migración y autoridades que los acompañan, buena parte de su personal inmerso en el tráfico de personas y otras cualidades de ese orden. Darse una vuelta por la estación Medias Aguas, en los límites de Sayula de Alemán y Minatitlán.
2. Recuerdo por cierto un minatitleco que iba a la Ciudad de México en un ADO. Detiene Migración la unidad en Acayucan. Observan a cada pasajero. De pronto llegan con este amigo, moreno, y le dicen que enseñe sus papeles; los enseña, le dicen que son falsos y lo van a detener; les dice que es de Minatitlán, no lo creen y le solicitan cantar el Himno Nacional. De tantos nervios lo olvida, y detenido a la estación migratoria sin cartera.
3. O en Tenosique, Tabasco, redada a migrantes escondidos en una loma junto al río Usumacinta, ponen resistencia y termina la detención de mujeres y hombres, eso sí, bien golpeados. Esto no me lo contaron, tiempos por cierto de Felipe Calderón.