Eduardo Sadot
Tradicionalmente los militares mexicanos, a diferencia de los latinoamericanos, los nuestros vienen de sustratos sociales populares, los otros vienen de elites sociales, eso hizo la diferencia durante muchos años con aquellos, para ingresar a las escuelas militares, allá las familias, tenían que pagar mucho dinero para fianza y colegiatura, tenían que hipotecar sus casas para completar, en México las cuotas de ingreso y fianza no llegaban a mil pesos. Las promociones allá se pagan, en México no. Antes del actual régimen, los militares hacían su trabajo. Antes nunca participaron en negocios, se mantuvieron al margen hasta que les dieron obras y les abrieron la ambición.
El problema de la seguridad en el país y de la PATRIA es muy grave, no se resuelve con personas, se resuelve con instituciones, las fuerzas armadas fueron durante muchos años en México INSTITUCIONES, pero hoy con la seducción de un régimen donde las fuerzas armadas institucionales han sido fieles a una institución – la presidencial – pero aún más que a una institución, la lealtad se volcó a un hombre, eso hace dudar a los mexicanos, si acaso no será necesaria más fidelidad a la Patria que a las instituciones y menos a las personas.
No hay duda de que los militares como personas, mantuvieron su solidez ética, moral, patriótica y leal a la Patria, pero hubo de que verse su comportamiento ante la eventualidad de la llegada de un dictador a la presidencia, hubo la oportunidad de medir lealtades a la institución o a la persona y la superior lealtad a la Patria. La confianza y la lealtad, es como una escultura de cristal con el aliento se empaña y si se rompe, nunca queda igual. Y esa confianza de parte de la ciudadanía pensante, que nada tiene que ver con clases económicas, se fracturó, es ése el temor y desconfianza, la pérdida de valores cultivados en las fuerzas armadas desde la revolución.
Eso es lo que flota en el fondo del ánimo de una parte de los mexicanos, ese es el dilema de los miembros de las fuerzas armadas, que obviamente al interior de ellas, se sabe, se respira y se vive y ahí campea la inconformidad – solo contenida por la disciplina castrense – pero inquieta la desobediencia al contenido del Artículo 14 de la Ley De Disciplina Del Ejército Y Fuerza Aérea Mexicanos “Queda estrictamente prohibido al militar dar órdenes cuya ejecución constituya un delito; el militar que las expida y el subalterno que las cumpla, serán responsables conforme al Código de Justicia Militar”.
Ello aplica desde al más modesto miembro de la tropa hasta el máximo comandante de las fuerzas armadas, que no dijeron nada cuando declararan obras de “seguridad nacional” cuando todos sabían que no se cumplían con los requisitos de esa clasificación. Las reformas que votará el congreso violan el articulo 17 de la misma ley. A eso les llevan dócilmente los civiles.
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