MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
¿Ya se llevan así? Oiga, ¿ya se cansó?
Veamos. En el corolario de su intervención en la máxima tribuna política del país, desde el Palacio Legislativo de San Lázaro, Ricardo Monreal espetó al bloque opositor en defensa del Duce: “¡hey! les duele que les diga su verdad, arrogantes y soberbios”. ¡Sopas!
Algo pasa, grave y preocupante en las ligas mayores del gobierno federal y no hay quien defienda con nivel a Su Alteza Serenísima, porque las posturas del licenciado y diputado petista Gerardo Fernández Noroña y la diputada “ecologista” Karen Castrejón Trujillo, ayer en la Sesión de Congreso General, tienen tufo de zalamería colaboracionista.
Por ello, seguramente en Palacio Nacional, después de rendir su tercer informe de gobierno, el Duce se habrá preguntado la noche de miércoles 1 de septiembre, qué procede cuando a quien ha zarandeado con ese singular vacío político, lo defendió con un discurso harto diferente de las bravuconerías de barriada del licenciado Fernández Noroña, o el entreguismo político sin rubor de la licenciada Castrejón Trujillo, presidenta de eso que llaman “Partido Verde Ecologista de México”.
Sí, llamó la atención que el senador Ricardo Monreal haya enderezado la mejor defensa que colaborador o amigo alguno haya hecho, en lo que corre del sexenio, del licenciado presidente, cuando éste ha dejado correr la versión del distanciamiento con el coordinador de los senadores de Morena.
Porque, como le platiqué al inicio de semana, la nota publicada en La Jornada que implica a Monreal en relaciones con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, es de aquellas que llevan las huellas digitales del autor.
Y le preguntaba: ¿usted cree que La Jornada no atiende a instrucciones de Su Alteza Serenísima?, porque, cuando el animalito tiene plumas de ganso, pico de ganso y patitas de ganso, es un canijo ganso, permítame la paráfrasis sin el pato que es el personaje original. ¿A poco no?
Por eso, por eso, hay que registrar este proceder de Ricardo Monreal quien, le comentaba, sin duda tomó el caso como algo elemental en este nuevo escenario, en el que Su Alteza Serenísima ha decidido jugar con sus amigotes, los cuadernos de doble ralla, en esa burbuja de Palacio, donde se tejen las intrigas que distraen de lo básico.
Mire usted. Del Palacio Nacional al Palacio Legislativo de San Lázaro, el de ayer fue un día de suyo interesante, de mensajes, posturas contundentes. ¿Lo registró?
Ahí el mensaje de Andrés Manuel, ante una treintena de convidados de piedra, lleno de números y la vanidad de lo ofrecido mas no cumplido, ligerito, falaz, irónico y suavecito, pese a las crecientes manifestaciones de descontento en su contra y de su gobierno, sin levantar polvo aunque sí algunas cejas por la incredulidad con algunos temas que asume como logros, tal es el caso de las millonarias remesas enviadas por los mexicanos en el extranjero, que debieran provocarle rubor porque implican desatención a esos connacionales que se fueron en busca de satisfactores económicos y sociales que en México no encuentran ni encontraron.
Pero, ante este escenario, ¿por qué Andrés Manuel insiste en deslizar la idea de dejar el cargo? ¿Se le cansó el cuaco? Él provoca especulación; que no se queje al rato.
Veamos. Mientras al licenciado presidente le ganan las prisas por tirar la toalla e irse a La Chingada, le apuesta a que en la consulta popular para la revocación de mandato, en marzo del año entrante, el pueblo se desborde y en filas interminables le supliquen quedarse, que no sea gacho.
¿Por eso quiere que la pregunta implique ratificación? ¡Ajá!
Bueno, bueno. En el vocabulario de Su Alteza Serenísima Andrés Manuel no cabe acto alguno de humildad y, lo dicho: nunca pierde, mínimo empata. ¿Se bronqueó con el licenciado Julio Scherer Ibarra al grado de que éste le renunció a la Consejería Jurídica de la Presidencia de la República?
Todo indica que sí. El hecho de que el DJ en funciones de vocero presidencial, periodista y escritor Chucho Ramírez califique al caso como rumor, avala la veracidad del trascendido que se hizo viral. ¿24 horas para echar bajo la alfombra la dimisión que sacudió al gabinete? No, pos sí.
Pero, insisto, ¿por qué quiere dejar el changarro Su Alteza Serenísima? Algo trae, algo le han dicho los médicos, caros especialistas que lo atienden desde la operación a corazón abierto. Su Alteza Serenísima rechaza estar enfermo y descalifica a quienes estiman que lo está, no chochea, no: está enfermo y, en ese tenor, el país está en riesgo cuando el propio Andrés Manuel lo ha llevado a niveles de grave polarización.
Lea usted unos párrafos del mensaje del Duce en su informe de gobierno y saque sus conclusiones.
“Como lo escribí en la introducción de mi nuevo libro que se llama, precisamente, A la mitad del camino, es tan importante lo logrado, hasta ahora, en este periodo que hasta podría dejar ahora mismo la Presidencia sin sentirme mal con mi conciencia. Que es lo más importante en mi vida (…).
“Vamos bien y estoy seguro de que la gente va a votar a finales de marzo del año próximo porque continúe mi periodo constitucional hasta finales de septiembre de 2024. Desde luego no solo es esto lo único que necesito para cumplir mi misión: falta lo que diga la naturaleza, la ciencia y el Creador, no podemos ser soberbios. Pero si tengo suerte y termino, creo que vamos a consumar la obra de transformación y no dejaremos ningún pendiente. Cuando esté entregando la banda presidencial solo diré a los cuatro vientos: ¡Misión cumplida! Me voy a Palenque, les dejo mi corazón”.
En su momento, el entonces procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, se quejó: “ya me cansé”, en alusión a lo tanto que había tratado el tema de los estudiantes de Ayotzinapa. Y la crítica lo hizo pedazos.
¿Andrés Manuel ya se cansó y nadie lo defiende? Nadie recapitula logros de la 4T, más allá de la estridencia de la oposición que topó con Monreal, precisamente con el actor principal de estos días de reacomodos políticos y la canalla oportunista que lo lanzó a la arena para hacerlo pedazos.
Y, mire usted, Monreal con la lección de urbanidad política respondió en el contraste con el maltrato que desde Palacio le dieron; incluso con la invectiva publicada en La Jornada.
“Nos dejaron un país en ruinas –dijo Ricardo a la oposición legislativa–, hecho pedazos, eso es su herencia, eso es lo que recibimos de ustedes; por eso, no puedo sino extrañarme de tanto cinismo que expresan sin pudor, ustedes tuvieron 100 años gobernando, nosotros llevamos tres, tres años, y por eso deberían aceptar que el presidente López Obrador ha sido un buen presidente, deberían quitarse la venda del odio y del rencor para hablar con objetividad y serenidad, no les toca actuar con tanta arrogancia si ustedes son los responsables de la destrucción de nuestra nación, deberían ser más moderados y más sensatos en sus calificaciones porque la historia no se los va a perdonar (…).
“Sí, somos un movimiento único y vamos a refrendar y vamos a luchar con unidad. Que no les extrañe que coincidimos con el presidente de la República y su agenda prioritaria, claro que sí, porque somos de un mismo origen y rechazo que haya una obediencia ciega, porque las reformas constitucionales, si no sé aprueban por ustedes no hubiesen sido aprobadas. En todas las reformas hubo aportaciones de la oposición, nos sentamos, dialogamos, discutimos y aprobamos”, redondeó Monreal.
Bien por la defensa esgrimida por Monreal, dirían los clásicos: respuesta con guante blanco. Pero, ¿por qué Su Alteza Serenísima quiere tirar la toalla? “(…) si tengo suerte (¿si tiene suerte?) y termino, creo que vamos a consumar la obra de transformación y no dejaremos ningún pendiente. Cuando esté entregando la banda presidencial solo diré a los cuatro vientos: ¡Misión cumplida! Me voy a Palenque, les dejo mi corazón”. ¡Vaya con el pesimismo del Duce! Sin duda, algo pasa en Palacio Nacional, algo… Digo.
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