ENTRESEMANA
MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN (Pachuca, Hidalgo).
Sólo debemos tener miedo al miedo mismo, jugueteó con la arenga política Ricardo Monreal frente a la desbordada militancia morenista que aullaba consignas harto conocidas. Polvos de aquellos lodos. Y…
Que las mentes de la 4T no se escandalicen ni le tengan miedo a la realidad. No nieguen el ADN que las evidencia herederas del pasado reciente, por más que Su Alteza Serenísima toque madera y se asuma políticamente puro; por más que niegue su nacencia política en pañales tricolores.
¡Sin miedo al éxito, papá!
O como dijo Ricardo Monreal –“no tengamos miedo; sólo debemos tener miedo al miedo mismo”– frente a más de cuatro mil almas cuyas miradas oteaban por encima del cubreboca hacia un futuro mediato que los sorprendió en la arenga que hasta hace poco tiempo llevaba las siglas del PRI. Porque el dinosaurio no se ha ido ni se irá.
¡Vaya!, lo que bien se aprende nunca se olvida, reza el refrán popular.
Y es que, solo quienes no quieren ver la realidad la encontraron sin recovecos en el estadio Revolución Mexicana de la Bella Airosa, cuando hacia el mediodía del último miércoles de octubre el destape del senador Julio Menchaca Salazar como candidato de Morena al gobierno hidalguense fue recibido con esa liturgia de reminiscencia priista.
¡Un senador–será gobernador!, ¡un senador-será gobernador!, gritaban cientos de morenistas y coreaban el apellido Mencha, distribuidos conforme a la regla sanitaria en este estadio de Pachuca, la capital del estado que el año próximo decidirá quién sucede en el cargo al gobernador Omar Fayad, que no tuvo miedo de ir al acto morenista del Tercer Informe de labores legislativas del senador Julio Menchaca Salazar, quien nunca ha negado su antecedente priista, de esos tiempos cuando conoció a la hoy senadora y ministra de la Corte en retiro, Olga Sánchez Cordero.
Destape a pleno sol, dirían los clásicos, porque sin dobleces Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara alta y coordinador de los senadores de Morena, destapó formalmente al senador Menchaca como el gallo de Morena en la sucesión del gobierno estatal, por más que una parte de la militancia gritaba el nombre del doctor Abraham Mendoza Zenteno, delegado especial de los programas de Bienestar en Hidalgo. Puro blofeo.
Sin miedo al éxito y Mario Delgado Carrillo, gerente del Corporativo Morena, aplaudía como pez en el agua y en su mensaje transpiraba soberbia y triunfalismo y presumía “éste (Hidalgo) es territorio de la 4T y vamos a ganar en 2022”.
Pero, bueno, finalmente el camino está apisonado e incluso Omar Fayad convino con la previsión de Ricardo Monreal por cuanto a bordar en espacios de una transición de terciopelo, cuando el respetable recetó una rechifla y abucheó al gobernador en vías de concluir la encomienda y que le apuesta al destino pero no abriga pesimismo. Nadie se muere en la víspera.
Y ahí tiene usted a Julio Menchaca y su informe de logros, de lo hecho en tres años como senador y presidente de la Comisión de Justicia. Menchaca, el senador nacido en Pachuca y que el próximo 27 de diciembre cumplirá 62 años, frente a la militancia que incansable lo ponderaba, lo asumía ya su candidato.
Y junto con Monreal bordaba un discurso que se entendía en el dicho de “te lo digo Chana para que me entiendas Juana”, porque la oferta política, el adelanto del ejercicio en el gobierno se diferencia del voluntarismo y el poder en un solo hombre, práctica centralista y protagonista de Su Alteza Serenísima.
Menchaca, integrante de esa bancada que coordina Monreal y se distingue como veta de gobernadores. ¿A poco no? Ahí, de los 13 gobernadores de Morena los casos de senadores con licencia indefinida que gobiernan a Nayarit, Zacatecas y en breve a Sinaloa, a Sonora y Campeche, amén de Guerrero por interpósita persona. En fin.
Y sí, el PRI que no se ha ido y en este acto en el estadio de Pachuca está presente con otras siglas pero las mismas formas, con el mariachi y la música de la Santanera y la Matancera que animaba el ambiente. Y la recepción de los invitados, de traje e informales, de peinado de salón ellas y de perfume de lavanda y corbata ellos, aunque un tanto proscritos los abrazos y apretones de mano, morenistas que hasta hace poco fueron priistas y no logran extirparse el ADN.
Y Ricardo Monreal en campaña. ¿Alguna duda? Y le apuesta a lo mediato y arropa en público al senador Menchaca, como hace dos años en un acto similar aunque cerrado en el auditorio Gota de Plata.
Otea en el mensaje que “el estado de Hidalgo se encuentra en un momento único para la transición política, pues se observa una movilidad social y una aspiración legítima para que Morena gobierne esta entidad”. Mario Delgado sonríe, aunque en el caso de Omar Fayad el gesto se oculta bajo el cubreboca.
Ricardo Monreal que evita el encontronazo y pondera al licenciado presidente, congruente con lo dicho a esa militancia que abucheó a Omar Fayar y a la senadora priista Nuvia Mayorga, cuando alertó:
“Miren, compañeros y compañeras, lo cortés, lo cortés no quita lo morenista. Seamos cuidadosos, no vale la pena; no es una arena política, sino cívica. Hagamos también el esfuerzo de respetar a todos: lo moreno no evita que seas cortés y por eso, saludo con respeto al gobernador, que se atrevió a venir a pesar de las dificultades”.
Así, el mensaje al licenciado presidente:
“Desde aquí, desde Hidalgo, quiero que le demos un aplauso al mejor Presidente de la etapa moderna del país, ¡al presidente Andrés Manuel López Obrador! Un aplauso le enviamos desde esta plaza pública a nuestro Presidente”. ¡Sopas!
Monreal en campaña rinde homenaje a Angélica García Arrieta, quien falleció el 22 de diciembre de 2018, es decir, a poco más de tres y medio meses de haber rendido protesta como senadora por el estado de Hidalgo. Por ello, en este acto también rindió informe quien era su suplente, María Merced González.
¡Ah!, la liturgia con aroma tricolor, el morenismo hidalguense que aplaude el llamado del senador Monreal a no caer en el pecado de la tentación por el poder. “(…) que no nos dividan, que no nos separen, que procuremos la inclusión, no la exclusión, la apertura y no la ruptura”.
Luego, el contraste, inevitable bordarlo con el ejercicio de Su Alteza Serenísima en lo federal con la oferta de aplicarse en lo estatal.
“Cuando gobierne la izquierda, en unos meses –otea Monreal–, no habrá excesos, no habrá persecución, no habrá desviación; habrá honestidad, habrá austeridad y habrá buen juicio”.
Y aplauden los senadores que acompañan a Monreal y arropan a Menchaca. Ahí Arturo Bours, Bertha Caraveo, Ely Cervantes, Guadalupe Covarrubias, José Ramón Enríquez, Soledad Luévano, Higinio Martínez, Lucy Meza, Malú Mícher, Arturo Moo, Pepe Narro, Gerardo Novelo, Nancy Sánchez, Margarita Sánchez García, Lucía Trasviña, Ovidio Peralta, Sergio Pérez, María Antonia Cárdenas, Manuel Añorve, Alejandro Armenta, Óscar Eduardo Ramírez Aguilar y Nuvia Mayorga.
¿Quién de ellas y ellos no sueña con añadir al currículum el cargo de gobernador?
Pero, vaya, en este miércoles de viento fresco y cielo claro, Ricardo Monreal en campaña, sin el Duce levantándole el brazo como a la consentida del profesor que se ha mimetizado y hasta descalifica a los defensores de la UNAM y los llama hipócritas. No, pues sí, el apetito de poder puede llamar a gula e indigestar.
“¡Hidalgo se levanta! ¡Hidalgo va a cambiar! ¡Y el próximo año vamos a ganar! ¡Vamos a ganar! ¡Vamos a ganar!”, prevé Monreal. Contraste entre quien sabe hacer política de las grandes ligas y el balbuceo mimético, pueril.
Y el destape sin rubores ni medias tintas. “¡Que viva Julio Menchaca!¡Julio! Julio, Julio, Julio”, corea Monreal. Ocurrió en Pachuca, la Bella Airosa. Sin miedo al triunfo, papá. Digo.
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