Cicuta
Jaime Flores Martínez
Miércoles 18 de junio del 2025.- Enfrascados en un conflicto político-empresarial de proporciones inimaginables, al presidente norteamericano Donald Trump y al multimillonario Elon Musk parece no importarles los enormes desafíos que tienen enfrente
¡Ellos prefieren presumir sus egos!
No hay duda que el conflicto Trump- Musk deja claro que el poder concentrado en figuras carismáticas y obsesionadas con su imagen acaba en un vergonzante teatro.
Desde hace un par de semanas ambos personajes protagonizan un choque que combina vanidad y amenazas veladas, con un descarado desdén por la humanidad que se alimenta del morbo.
Allá en la época en que Trump era el candidato presidencial decidió criticar públicamente a Musk.
Con su estilo habitual plagado de descalificaciones y apelaciones al nacionalismo económico, el entonces aspirante presidencial se atrevió a insinuar que Musk no sería “leal” a quienes le ofrecieron apoyo en el pasado.
En lugar de ignorar esa provocación Musk respondió en redes sociales con insinuaciones irónicas y tachó de mentiroso a Trump.
Allí Elon Musk aclaró que nunca ha dependido de ningún político.
Ubicados en la actualidad, lo que pareciera una lucha de egos entre estos dos poderosos personajes, se encierra una dinámica más preocupante y esto es “el debilitamiento del debate público”, al convertir su pleito en un espectáculo.
Ambos personajes han convertido sus plataformas de comunicación en tribunas personales desde las cuales moldean narrativas a su antojo.
Trump lo hace en sus mítines y declaraciones públicas y Musk lo hace en su cuenta en X (antiguamente Twitter), una red que ahora dirige y ha transformado en un altavoz sin filtros para sus caprichos ideológicos.
El mundo puede observar con mucha claridad que ésta disputa también expone la fragilidad del ecosistema político-empresarial estadounidense.
Don Elon Musk convertido en un símbolo del capitalismo futurista, ha coqueteado con la derecha mientras conserva un aura de rebelde libertario.
Trump, por su parte, intenta recuperar el control del discurso conservador, temeroso de que figuras como Musk le roben protagonismo entre las bases tecnocráticas y los votantes jóvenes descontentos.
A inicios de la actual diatriba Musk deslizó la posibilidad de crear otro partido político, lo que evidentemente buscaría debilitar al anaranjado.
Para todos queda claro que Trump y Musk, cada uno por su lado, desprecian las instituciones en momentos que no les sirven.
Trump lo ha demostrado al atacar al sistema judicial y electoral, mientras Elon Musk lo demuestra al desestimar regulaciones gubernamentales y promover teorías conspirativas desde una posición de aparente neutralidad científica. Ninguno acepta límites. Ninguno admite errores.
Cicuta subraya que el enfrentamiento entre ambos no es un choque de ideas, sino un combate de egos.
Es el reflejo de una cultura política deteriorada en donde las disputas personales ocupan más espacio que las discusiones sustantivas. Mientras el mundo y en particular Estados Unidos enfrenta desafíos reales como la inflación, la polarización y la crisis climática, entre otros, dos de sus figuras más influyentes deciden enfrascarse en un juego de sombras.
El problema no radica en que Trump y Musk se enfrenten, el verdadero peligro está en que millones asimilen este conflicto como si fuera una contienda legítima por el liderazgo, en lugar de una pelea de poderosos incapaces de ver más allá de su propio reflejo.
Espectáculo pues. Guerra de egos.
Relevo
Qué bueno que la profesora Irma Martínez Manríquez despacha a partir de ayer como secretaria de Educación en Baja California en lugar de Luis Gallego Cortez.
Además de la necesaria refrescada en esa Secretaría, la profesora Martínez es una profunda conocedora de los vericuetos educativos en el Estado.
Irma Martínez ya fue senadora, diputada federal y dirigente sindical de un gremio tan necesario como demandante.
Los maestros deben estar satisfechos que uno de los suyos encabece a partir de ya la Secretaría de Educación.
Positivo
Qué bueno que la Universidad Autónoma de Baja California designó al doctor Carlos Barbosa Castillo como el primer defensor de los Derechos Universitarios en la historia de la máxima casa de estudios.
Y es que Barbosa Castillo es todo un referente en el tema académico, aunque también conoce al dedillo las realidades sociales.
A Cicuta le consta que este personaje ha luchado incansablemente y este nombramiento es sin duda un reconocimiento a su dedicación académica.
Los universitarios, la defensa de sus derechos, quedan en buenas manos.
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