HOMO POLÍTICUS
PAVE SOBERANES
- Municipios, Incubadora de Robos y Homicidios
Sin empacho alguno, las morelenses policías municipal de disuasión y persecución del delito se dieron un balazo en el pie sano, sobando el pie inválido la diputada presidenta de la mesa directiva, Jazmín Solano: «Vamos bien en seguridad», en tanto el diputado presidente de la Junta Política, Daniel Martínez, exige un cambio de estrategia de seguridad, «porque no funciona».
Decir a toda prisa que a Sarah Olivia [†] intentaron robar su vehículo, cuando Morelos no baja de lo más alto del podio a nivel nacional en ese delito, debió ir acompañado de una renuncia voluntaria e irrevocable por dos motivos: por inutilidad de funciones y por estrechez de pensamiento. La violenta coyuntura la aprovecharon los institutos, municipal de Cuernavaca y estatal de la Mujer, para con hiriente oportunismo, hacerse notar en medio del luto.
Al fin que a ellos no los critican en páginas de feisbuc, portales de inmediatez periodística ni medios propiamente dichos, sobre todo en espacios de opinión publicada, como se les llama a las columnas de análisis político. En la calle, están reprobados por todos. No se dice capitán García ni subprocurador Maldonado, sino «el estado de Morelos» en general.
Los alcaldes negligentes no son tocados ni con el pétalo de una carpeta de investigación real por tantas facilidades —y consentimientos—, otorgadas a los que corren adelante. Es aquí, en las municipalidades, donde se incuba la grave enfermedad de la inseguridad y la violencia. Cuernavaca es una de las ciudades más violentas de México y el mundo. Su policía no agarra ni a un raterillo de transporte público. ¿Por qué será? Su policía de vialidad sigue extorsionando a los poseedores de vehículos. Nuevo jefe, viejos vicios.
De enero a abril últimos, imagine mayo, la entidad obtuvo medalla dorada en robo de vehículo. En violencia homicida conquistó medalla de bronce. Las policías de disuasión y persecución, ya dije, funcionan aletargadas, cuando no de forma criminal. Los alcaldes y sus policías deben hacer responsables del estado funerario.
Desde octubre último, Morelos no ha tenido otra medalla qué presumir. Incluso, en otros delitos no presenta incremento alguno. No lo dicen investigaciones oficialistas ni encuestas pagadas por adelantado, mucho menos declaraciones alegres pero falaces, como tampoco opiniones de mujeres y hombres en redes de chismes que todo saben, sino la prestigiada y prestigiosa organización no gubernamental México Evalúa, de Mariana Campos.
La gobernadora Margarita González-Saravia —a quien critican por culpa de alcaldes y sus también amodorrados gabinetazos— debía abrir un aula en Palacio de Gobierno y poner a leer, tomar nota y memorizar en gobernanza e incidencia en la toma de decisiones de asuntos públicos, como las investigaciones de la ONG referida, dejando a todos, gabinetes y cuerpos edilicios, tarea de dos planas a renglón seguido de «Debo cumplir, desquitar mi sueldo y ser leal», con una orden tajante: «apaguen el pensamiento en piloto automático antes de decir una… barbaridad que lastime y ofenda» a sus impares. ¿A qué hora le van a ayudar con fidelidad a la mandataria y a servir a las familias de Morelos, inútiles?
Por eso juramentaron la Constitución. El capitán García debía compartir su calificación reprobatoria con su jefe inmediato, el edil Urióstegui. Y el sub Maldonado con el procurador Blumenkron. Mañana 31, a las 10:00, en la UNAM, se hablará de los focos rojos del país, incluido Morelos. Ahí debía asistir por lo menos un secretario de Despacho, en lugar de ir a La hora feliz de cualquier cantina para pudientes…