Luis Donaldo Colosio
Por Gilberto Celis
El candidato del PRI a la Presidencia de la República ha muerto de fiel.
Los Estados Unidos Mexicanos se estremecieron ante el dolor de Liébano Sáenz Ortiz y lloraron cuando pidió al pueblo de México una oración por Luis Donaldo Colosio.
La forma de la muerte muestra el fondo.
No cualquiera dispara a la cabeza. Ni el común lo merece.
Solos los bien entrenados y quienes con su palabra provocan gran tensión para tal decisión. Después, nada más grave que cuando lo empeoran las malas lenguas.
Densa y tensa es la maledicencia que reflexiona sobre un jefe de gobierno que programa para el Siglo XXI y la gente que ha necesitado para su México Nuevo empieza a recogerse y a enterrarse.
“La Trinidad, Coordinación General de Campaña”, extraviada en la Sociedad Anónima, turbada en el Capital Variable, y cándida en la responsabilidad Limitada, se entrampa en sus diskettes.
Desdeña a Maquiavelo e ignora el mensaje político de Manuel Camacho cuando rechaza las reglas de la sumisión y del silencio, y la querencia de ser Presidente a cualquier costo.
Martí afirma que el árbol que da mejor fruto es el que tiene debajo un muerto.
¿Para eso fue la candidatura registrada? ¿Y este era el cambio?
La historia así, no.
¿Fue por hacer suyo el trazo del Venerable Abraham Lincoln que el bien principal de un gobierno es elevar la condición del hombre, librarlo de cargas artificiales, despejarle el camino para toda busca deseable?
¿El poder del petróleo?
Los electores ahora reflexionan sobre votar entre los hijos de puta que no supieron tener candidato y…los demás.
Crimen sin motivo que motiva temor por los fines que se alcanzarán con el hecho.
Sepa Liébano Sáenz Ortiz que en la oración están uno y todos.
En sentimiento fraternal, en el recuerdo y la memoria.
Por la Luz al continuar Donaldo Colosio su ciclo en el Eterno oriente.
Por el amor del Padre, la Gracia de nuestro Señor Jesucristo y la comunión del Espíritu Santo.
— Por eso le digo.
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(+) Publicado Abril 4’1994