Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Los negociadores enviados a Estambul por el presidente ruso Vladimir Putin y el ucraniano Volodymir Zelensky, coincidieron en que durante la primera ronda de negociaciones –mismas que comenzaron el 28 de febrero en la frontera entre Bielorrusia y Ucrania– quedaron sentadas las bases para un acuerdo de paz entre los dos países vecinos, constructores de la misma cultura y los que durante más de siete décadas formaron parte de la Unión Soviética que fue dirigida por dos ucranianos.
Lo verbalizaron de distintas maneras, mas quedó asentado en documentos. Así, para Vladimir Medinsky, quien está al frente de la delegación rusa, el martes 29 la parte ucraniana por primera vez precisó su disposición a cumplir varias condiciones sumamente importantes para construir en el futuro relaciones normales y de buena vecindad, con Rusia.
Condiciones que en la propuesta de Ucrania consisten en renunciar a ingresar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, a instalar bases extranjeras en su territorio y a no desplegar armamento ofensivo que pudiera ser considerado por Rusia como una amenaza, con lo cual Kiev se compromete a asumir un estatus de neutralidad, siempre y cuando los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y cinco países más garanticen que Ucrania no será agredida por nadie. Si se cumplen estos compromisos, desaparecerá el peligro de crear en territorio de Ucrania una plataforma de la OTAN.
Con todo, apenas se avizora la luz en el oscuro túnel, pues los negociadores dejan entrever en sus declaraciones la complejidad de los diálogos, así como lo que está por delante para alcanzar un acuerdo aceptable para las dos partes. Un punto es el futuro de la península de Crimea, que para los rusos forma parte de su territorio, mientras para los ucranianos no hay otra posibilidad que la restitución de las fronteras a su situación previa a 2014. También está el estatuto por acordarse de las regiones separatistas de Donietsk y Lugansk, a las que la Federación de Rusia reconoció como repúblicas independientes, pero Ucrania las contempla sujetas a su soberanía.
Apenas se dieron a conocer los acuerdos de la capital turca y la influyentísima dictadura mediática global colocó el acento en los incumplimientos, también en el campo de batalla y las voces de los duros pusieron en juego intransigencias maximalistas.
No es para sorprenderse si tomamos en cuenta que el valor de las 15 trasnacionales armamentistas principales del orbe, de las cuales nueve son parte del complejo militar industrial de Estados Unidos, y que cotizan en los mercados bursátiles, se disparó en la primera semana de la invasión de Rusia a Ucrania en 81 500 millones de dólares. Entonces el gran negocio peligra si las partes beligerantes arriban a acuerdos sólidos.
Imposible omitir que enseguida del conversatorio negociador, Joseph Biden y Volodymir Zelensky, quien todos los días se disfraza de militar con una barba perfectamente arreglada, conversaron sobre “apoyo defensivo adicional” durante 55 minutos, bajo la idea del “impacto determinante” de las armas suministradas por Washington.
Además, el vocero del Ministerio de Defensa de Rusia, general Igor Konashenkov, insiste en que los laboratorios biológicos que financiaba EU en Ucrania tenían contratos con el Pentágono y las empresa “tenían que ver” con Hunter Biden, hijo del presidente gringo. Y entonces el asunto se complejiza más al constituir un gran negocio del complejo militar industrial y familiar.
Acuse de recibo
Opinión del doctor Víctor Ramos Plascencia sobre la anterior Utopía: “En el mundo existen algunos individuos que por la inmoralidad de sus acciones bélicas no pueden erigirse en jueces contra el ‘carnicero’ (Vladimir) Putin. Entre ellos se encuentra (Joseph) Biden: El 1 de mayo de 2011 en la Casa Blanca una foto capta el momento en que el presidente de EUA Obama con su equipo observan las imágenes en directo, cuando las tropas de ese país capturan vivo y asesinan a Osama bin Laden. La única de los asistentes que muestra algo de asombro es Hilary Clinton, incluso se lleva una mano a la boca. El resto, que incluye al entonces vicepresidente Biden, no externa ningún sentimiento de moralidad. Sin embargo, ahora se atreve a pedir la destitución de Putin por motivos ‘morales’. La foto de marras fue criticada en EUA y sacudió a algunos aliados de Europa occidental por la insensibilidad de los personajes involucrados”. (https://indicepolitico.com/por-favor-senor-presidente-atengase-al-libreto/)… Afirmación de Irene Vallejo: (…) “en todas las épocas el campo de batalla no es tan solo la censura del poder, sino también los miedos interiores.” El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo, Penguin Random House Grupo Editorial, p. 353… “Zozobra” y “desesperanza” se padecen en México, jura Juan Villoro. Seguramente en los pequeñísimos territorios que domina Marcos, se disfruta lo contrario.
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