AUNQUE PESE
Por: Salvador Martínez García
Ni fueron los 12 mil que dijo Martí Batres ni los 200 mil que presumieron los organizadores de parte del empresariado y del panismo. Ni siquiera el objeto central de la marcha fue la verdadera razón de la movilización armada con el pretexto de defender al INE, institución que ha sufrido muchos cambios desde su nacimiento como IFE.
La razón encubierta de la derecha empresarial y partidista era y es mostrarse como fuerte oposición al régimen del presidente López Obrador y en parte lograron su objetivo pero a la vez evidenciaron su origen clasista con una marcha en la que destacaron cuestionados personajes derechistas como Vicente Fox, Santiago Creel, Lía Limón, Margarita Zavala o desprestigiados políticos como Alejandro “Alito” Moreno, Elba Esther Gordillo o Roberto Madrazo, sin faltar el inefable Claudio X González.
Muchos de los asistentes iniciaron la jornada de protesta en lujosos restoranes que bordean el Paseo de la Reforma o el Monumento a la Revolución, como muestra de su poder adquisitivo, mientras no se vieron contingentes populares, obreros, campesinos, locatarios o estudiantes de la UNAM o el IPN.
No es que se quiera sesgar la protesta, la sesgaron los mismos marchistas con sus atuendos y protestas centradas en la democracia pero con la intención de debilitar a una administración que a cuatro años de gobierno mantiene un respaldo popular de 60 por ciento.
La figura de José Woldemberg no lució como antaño. Único orador en el acto acotó su participación a la defensa del órgano que presidió sin un ápice de autocrítica.
Si la derecha quiere avanzar como oposición tendrían que abrir sus cartas y plantear, si lo tuvieran, un programa de gobierno que no centre su acción en el enriquecimiento de unos cuantos sobre el empobrecimiento de los más como sucedió a lo largo de los últimos 30 años.
Susurros
En Balí, Indonesia, se presenta la oportunidad de alcanzar la distención global no sólo el acercamiento entre Estados Unidos y China que con el encuentro de los presidentes Joe Biden y Xi Jinping se logró, no sin suspicacias.
Los mandatarios de las dos potencias más grandes del mundo se reunieron la tarde del lunes y ambos externaron palabras de aliento para un buen futuro de cooperación comercial y hasta política por encima de rivalidades y conflictos.
Si así se logra el siguiente paso debería ser atender la guerra de Ucrania para alcanzar el cese al fuego así como negociaciones de avenimiento entre Estados Unidos y Rusia hoy al borde de un conflicto bélico de imprevisibles como desastrosas consecuencias para el mundo entero.
La reunión de G20 en Balí da la posibilidad a esta cumbre de alcanzar o al menos plantear la recuperación de la paz en Ucrania y con ello dar tranquilidad al mundo, que hoy más que nunca reclama concordia y desarrollo económico.
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