DIARIO DE ANTHONY
11:27 a.m. Sentado aquí, inevitablemente PIENSO EN FERNANDO… Sucedieron tantas cosas, y todas en distintos tiempos.
Aquella parte de mi diario, donde escribí sobre la parábola del sembrador, sigue sin que yo la haya publicado en ÍNDICE POLÍTICO.
Era noviembre, de tarde, y yo aún no había “desarrollado esa conexión hacia Fernando. Porque entonces él “seguía siendo un extraño virtual para mí”, un extraño con el que yo “chateaba” algunas veces.
“Él era quien siempre me buscaba con sus saludos”. Dios. Yo, que venía aprendiendo a no ilusionarme CON NADIE, por cada virtual saludo suyo, solamente trataba de no darle EXCESIVA IMPORTANCIA.
“Hola, Tony. Buenos días…” Ahora mismo que lo recuerdo… ¡Ah! ¿Qué no daría porque Fernando todavía estuviese CONMIGO…? Ahora que yo al fin sé que soy Asperger y, y que, por lo tanto, “todos esos rasgos en mi persona o comportamiento”, son cosas que YO JAMÁS PODRÉ CONTROLAR, no en su totalidad.
Según él, dice que lo agredí con mis mensajes… En parte, hice todo eso para tratar de llamar su atención, pero también porque me dolía sentirlo “lejano y ajeno a mí”. Era como si yo haya dejado de IMPORTAR PARA ÉL.
Ahora que sé de mi condición de asperger… ¿Cómo podría yo explicar mi manera de ser y de sentir?
En mi caso personal, el hecho de que Fernando fuese MI ÚNICO AMIGO… Era como si yo sintiese “la libertad de pasar por sobre él”.
Lo que trato de decir es que, antes de conocerlo en persona, él siempre pareció estar para mí. Cualquier cosa que yo le escribía, no pasaba mucho tiempo para que él me respondiera. Y yo entonces me sentía “importante”. Era como si por vez primera en toda una vida “mi persona o yo mismo” pareciese importar para ese “un alguien”.
Y, en este caso, ese “un alguien” venía siendo precisamente Fernando. Un hombre como él, de sesenta años, al que yo, en mi interior, muchas veces no sabía cómo ver o sentir…
Ahora mismo que todo esto escribo, solamente se me ocurre decir que YO ENTONCES ERA ALGUIEN MUY ANÓNIMO…
Debo confesar que me siento muy avergonzado de haberle contado a Fernando “muchos de mis dolores y secretos”, pero no por el hecho en sí de habérselos “confiado”, sino porque yo me sentía MUY DAÑADO Y VULNERABLE.
Y. como tal, sentí LA NECESIDAD MUY GRANDE Y FUERTE DE DECIRSELO A ÉL, a un alguien virtual, al que yo había creído, desde un principio de nuestro encuentro virtual, QUE JAMÁS CONOCERÍA DE MANERA FÍSICA Y PERSONAL.
Recuerdo haber tenido ESE PENSAMIENTO HACIA ÉL. Pensé que, como vivía a unos 700 kilómetros lejos de mí, yo JAMÁS LO CONOCERÍA, como ya he dicho y mencionado.
Pero él entonces, en uno de nuestros chats, me dijo “¿Quién sabe? ¡Todo puede suceder o ser posible…!”
Y así, con el paso del tiempo, un día, él, me dijo “Vente a escribir aquí. Aquí en mi casa tengo una máquina que podría servirte”.
Ahora que cuento todo esto, me resultaría imposible contar y describir lo que en ese preciso instante sentí. “YO, QUE TODA UNA VIDA HABÍA DESEADO QUE ALGUIEN ME HICIERA UNA INVITACIÓN, ASÍ COMO ESTA…”
¡Fernando ahora me la había hecho! Y a mí me seguía resultado INCREÍBLE…
Supongo que fue precisamente esta la razón por la cual, mi fuero interno me hizo pensar y sentir QUE YO LE GUSTABA, QUE ÉL QUERÍA CONOCERME…
Me sentí “deseado por él”.
Pero, después, al regresar de conocerlo, cuando fui empeorando, y cuando comencé “a reclamarle”, y cuando le dije esto mismo de que creí que “yo le gustaba”, él no pudo entenderlo.
Y entonces él ME ESPETÓ, a través de un mensaje escrito: “SI TE INVITE A QUE VINIERAS A MI CASA A ESCRIBIR, NO FUE PORQUE YO TE DESEARA, COMO TÚ DICES, ¡SINO QUE FUE PORQUE ME DIJISTE QUE NO TENÍAS UNA COMPUTADORA DÓNDE ESCRBIR…!”
Fernando, por más que se lo expliqué dos veces, jamás pudo entender esa frase mía “CREÍ QUE ME DESEABAS”. Para él, esta frase, solamente parecía encerrar una connotación “sexual”. “Creí que me deseabas”.
Yo, que siempre he tenido significados distintos para palabras y frases, NO SUPE Y NO PUDE HACERLE ENTENDER MI SIGNIFICADO DE “CREÍ QUE ME DESEABAS”.
Yo, que toda mi vida había sido rechazado y burlado, en mi fuero interno, comencé y comencé A SOLAMENTE “QUERER SER DESEADO POR ALGUIEN”. Que alguien pudiese “desear” mi amistad, mi compañía, mi platica, mi cercanía -a pesar de lo difícil que me resulta estar cerca de otras personas-, mi mirada -a pesar de lo difícil que me resulta mirar a los ojos de otras personas-, y también mi sonrisa, mis locuras, y -pero, sobre todo- mis sarcasmos y “ocurrencias mías propias”.
Pero Fernando, aunque se lo expliqué en dos ocasiones, su cerebro no pudo entenderlo.
“…CREÍ QUE ME DESEABAS…”
¡Cuánto no quise toda mi vida QUE ALGUIEN ME DESEARA…!
Ahora, ¡¿para qué explico y cuento todo esto?!
Aquí RESIDE EL SIGNIFICADO VERDADERO DEL POR QUÉ LLEGUÉ A QUERER MUCHÍSIMO A FERNANDO…
Fue porque él fue EL ÚNICO HOMBRE QUE PARECIÓ “DESEARME” … Conocerme en persona, físicamente, a pesar de lo avergonzado que me sentía yo por ser yo, Y NO OTRA PERSONA.
Y, creo que a Fernando le conté mucho de mis motivos, mis traumas y dolores, físicos, psíquicos y emocionales…
Hoy, que le logrado avanzar mucho -aunque todavía me falta muchísimo más-, Fernando NO ESTÁ.
Qué más grande ironía resulta ser ésta… Que ahora que…
¡Olvídalo! ¡HE APRENDIDO A SER MUY PRUDENTE, COMO PARA PASÁRMELA HABLOTEANDO O ESCRIBIÉNDOTE DE MIS COSAS POR HORAS!
Pd. Parte de mi Diario, que escribí unos días antes de ir a conocer a Fernando, es una parte que me moría de ganas que él leyera. Esa parte trata de unas de las partes mías favoritas de la biblia: “LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR”.
Próximamente lo teclearé y lo publicaré aquí; sí, AQUÍ EN “ÍNDICE POLÍTICO”.
Hasta entonces…
Anthony Smart
Abril/25/2023