Por Mouris Salloum George*
Desde Filomeno Mata 8
El sello de la diplomacia mexicano tuvo hasta 1988 como timbre de orgullo el ejercicio de un internacionalismo fundado en la igualdad de derechos entre las potencias dominantes y los países codificados como en vías de desarrollo. Concretamente, para el caso, los metidos en el casillero del Tercer mundo.
Ese sello impreso por el Estado mexicano a su Política Exterior se sostuvo incluso en el periodo del equilibrio catastrófico impuesto a las naciones periféricas durante la Guerra Fría.
Si bien México tuvo siempre como mecanismo rector el de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y para el continente la Organización de Estados Americanos (OEA), no desairó foros alternos como el de los Países no alineados y las tentativas de integración de América Latina.
Autodeterminación de los pueblos, No intervención, solución pacífica de los conflictos, fueron los fundamentos de esa política que resistió por décadas el dominio de los Estados Unidos sobre el coto que pretendió legitimar como su área de influencia hemisférica.
El gratuito viraje diplomático llegó acompañado de la globalización comercial, a la que se sometió la soberanía nacional. Los costos han sido superiores a las ventajas.
Está en marcha el denominado Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sustentable 2019 que se celebra en Nueva York, sede de la ONU, como parte de la Agenda 2030 a la que México se inscribió. Una evaluación para 2018 califica a nuestro país más por sus omisiones o insuficiencias que por la acreditación de los compromisos contraídos.
Necesario es subrayar las metas de esa agenda identificadas como Objetivos de Desarrollo Sustentable: Educación inclusiva y equitativa; crecimiento económico y empleo decente, reducción de desigualdades, sociedades pacíficas y justicia social para todos. No es de extrañar el tache que pesa sobre el gobierno mexicano.
En Nueva York está presente una delegación de la Secretaría de Relaciones Exteriores. El boletín respectivo anuncia que México defenderá el multilateralismo como vía para encontrar soluciones conjuntas en favor del bien común (sic que se viste de doctrinario religioso).
De cara al Derecho Corporativo Global y al Nuevo Orden Feudal Mundial al menos debemos reservar el beneficio de la duda a los delegados mexicanos. Actuar como David frente al Goliat anaranjado apenas si deja para salvar el honor y la dignidad. Lo sabremos de aquí al 18 de julio.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.