La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Junto con los 43, también desaparecieron la Verdad Histórica
Afirman las crónicas periodísticas que, cuando detuvieron a Jesús Murillo Karam en las inmediaciones de su residencia, lo tomó con mucha filosofía, incluso, se dice que hace un tiempo les había comunicado a sus hijos sus sospechas de que lo querían encarcelar.
Por ello, llama la atención que al final de la audiencia que tuvo el sábado (en la que se le dictó prisión preventiva, en tanto se resuelve su situación jurídica el próximo miércoles), que Murillo dijera lapidario que había ‘muerto’ la presunción de inocencia.
¿En realidad pensaba que saldría del Reclusorio Norte a seguir el proceso en libertad?
Sí como él mismo señaló a sus captores: es un tema político, entonces ¿qué tiene que ver la presunción de inocencia?
El ex gobernador de Hidalgo es un político con oficio, sabe muy bien que lo mantendrán detenido más allá de sí las acusaciones están fundamentadas o no, la 4T está obligada a entregar cuentas a los padres de los jóvenes desaparecidos en Iguala y después de cuatro años, no podían salir con que todo se quedaba como antes.
Desde luego, la principal contradicción oficial es que, si se trata de un crimen de Estado, el mismo no fue ordenado por Murillo, la principal responsabilidad es del ex presidente Peña Nieto y están involucrados los ex secretarios de la Defensa y la Marina e incluso, el actual titular de SEMAR, José Rafael Ojeda, que en aquel tiempo estaba a cargo de Octava Región Naval Militar con sede en Acapulco.
Más que los abogados, lo único que podría salvar al ahora preso, es que colabore con la FGR y les cuente como estuvo el entuerto y a quien se buscó proteger, lo del debido proceso es una vacilada, el affaire es político y don Jesús entiende de eso.