Yo Campesino / Cara mascarada
- Nada más costó ocho mil millones de pesos el acarreo para justificar el fraude
Miguel A. Rocha Valencia
Mucho debe doler en palacio Nacional el fracaso de su convocatoria para destruir a la República que llevó incluso a la president(a) a afirmar que supuestos 13 millones de votantes tomaron la “mejor alternativa, pues “el pueblo decidió”.
O sea que de 100 millones de posibles electores ¿el 13 por ciento y eso sin descontar los nulos, que al parecer son cinco millones, decidió lo mejor para México?
Si ya sabían quien iba a “ganar”.
La verdad es que, a pesar de que lo nieguen y salgan con el discurso triunfalista de siempre, en palacio Nacional saben que la mayoría de ese pueblo bueno y sabio no está con ellos, al menos no con sus deseos de destruir a la democracia. Saben esos 87 millones de mexicanos que la 4T no busca el bien del país sino implantar un sistema autoritario, dictatorial para sostenerse en el poder.
Están tan enojados que hasta deforman la voz en un intento de hacer burla de los críticos, en especial de los grupos opositores que califican la elección del domingo como una farsa y un fracaso más de la 4T que intenta a como dé lugar justificar SUS decisiones que y tienen a México cada vez peor a pesare de tener a la mejor president(a) del mundo.
Una farsa carísima, con ocho mil millones de pesos de presupuesto más el gasto corriente del INE y el realizado por Morena para que sus candidatos ganaran sus elecciones. Los resultados a nadie van a sorprender, la burra y la copiona por delante, lo cual nos da una idea clara en manos de quién estará la justicia más allá de partidos políticos.
Para el oficialismo, el ausentismo no es muestra de repudio a un proceso plagado de ilegalidades, maiceado y con cartas marcadas cínicamente sino un triunfo de sus políticas impuestas, caprichos y revanchas donde no importan las consecuencias como la pérdida de confianza del electorado y de inversionistas especialmente extranjeros.
La señora que ocupa la presidencia lo sabe y le preocupa, por eso su intento de burla e insistencia en proclamar un triunfo donde todo es un fracaso, una jornada donde se exhibieron en toda su “grandeza” con trampas, acarreos, tendencias, acordeones, mentiras, violaciones a sus propias reglas y en suma, mostraron el cobre de su corrupción.
Pero además se muestran a nivel nacional e internacional de una manera ridícula afirmando que el bodrio del domingo nos mostró como l país más democrático del mundo, donde 13 de 100 millones escogió a su poder judicial, donde las capacidades quedaron atrás para dar paso a la simulación, la influencia y la cargada de grupos políticos donde los triunfadores ya se conocían y sólo se cumplió el trámite comicial para justificarlos.
Más de 87 millones de mexicanos no quisieron prestarse a la farsa con que se pretende convalidar la destrucción del pacto social y la autonomía de los tres poderes de la Unión mediante un procedimiento cuasi legal armado d4sde el Ejecutivo para quitarse estorbos y volverse una presidencia omnímoda donde no hay más ley que la presidencial, aunque no esté escrita.
Y todavía en el descaro más vergonzoso se pretenden desde el púlpito palaciego comparar los resultados de una consulta con los de una elección. No hay manera, pero ahora se dice que es el doble de quienes en aquella ocasión dijeron no estar de acuerdo en juzgar a los expresidentes, aunque se insista en llevarlos a la hoguera mediática todos los días o como un recurso para distraer la atención de la destrucción del México que yo conocí.
A partir de ya cambiará la composición del poder Judicial donde las capacidades profesionales quedarán marginadas por el compadrazgo, la pertenencia o simpatía de cuadros políticos que serán básicos en la aplicación de la Ley la cual desde hace seis años se dicta desde palacio Nacional y por sobre toda norma.
Lamento sinceramente el país que habrán de vivir mis descendientes, el México de mis tiempos, hoy lo puedo asegurar, fue mejor con todo y la corrupción que incluso se castigaba hasta el en viejo PRI.
Hoy todo se perdona bajo el sello de la 4T. Con el PRI y el PAN, hubo gobernadores y divisionarios dados de baja por “motivos de salud” y hasta en la cárcel, ahora la corrupción e impunidad son propiedad exclusiva de la 4T y de su nuevo y democrático poder Judicial. Qué lamentable.
Peor porque a partir de hoy, seguramente el ausentismo en las urnas crecerá, nadie va a creer en unas elecciones limpias.