Anahí García Jáquez
Lucile Poirier muere en su casa y su cuerpo es hallado 4 días después por su hija. Es el final de una historia, pero a la vez será el comienzo de un relato que merece ser contado.
Nada se opone a la noche es un trabajo de la escritora francesa Delphine de Vigan, quien es hija de la protagonista de esta novela. Este texto comienza justo cuando Delphine encuentra el cadáver de su madre, quien se ha quitado la vida a la edad de 62 años y, a partir de este hecho, la autora empieza a hacer un recuento que se divide en 3 partes: la infancia, la adolescencia y la etapa adulta de Lucile, y para ello recurre a fuentes tales como diarios personales, cartas, notas, poemas, videos, audios, entrevistas con familiares y, por supuesto a sus propios recuerdos basados en sus observaciones y la convivencia con Lucile.
Se nos presenta a una mujer que proviene de una familia numerosa (nueve hijos, algunos de ellos adoptados) cuya situación económica fue de menos a más, pero ello no significó la felicidad pues la desgracia los acompañó, ya que varios de los hermanos murieron jóvenes y de manera trágica. Al crecer, la belleza de Lucile era tal que incursionó en el modelaje, lo cual la hizo muy atractiva para el sexo opuesto pero no tuvo suerte en el amor, pues cada relación era peor que la otra. Así mismo, enfrentó un diagnóstico de bipolaridad, el cual requirió un tratamiento radical que en verdad le ayudó, pues pudo rehacer su vida y darle un rumbo, reinventándose como una trabajadora social. Todo parecía marchar bien hasta que llegó el fatal desenlace y es, justo en ese momento, en el que la autora da inicio a su investigación y se sumerge en la búsqueda de la verdad aún y cuando ésta no resulta lo que ella esperaba.
Es así como el lector se encuentra con un claro ejemplo de una familia disfuncional que, por muy manoseado que esté el término, no puede ser más exacto para describir a los padres y los hermanos de Lucile. Al entrar a ese mundo, la caja de Pandora se abre y salen a relucir secretos que determinaron en gran manera los destinos de los miembros de ese clan. Se abordan temas tales como los silencios que se guardan ante situaciones inapropiadas y sus consecuencias.
Así también, se habla del inc3sto, las enfermedades mentales, los intentos por llevar una vida normal a pesar del pasado, el miedo, el dolor, la pérdida, el su1cidio, las heridas no sanadas, las complejidades de la vida familiar, y los efectos a corto, mediano y largo plazo de los traumas.
Nada se opone a la noche es un libro que no escatima en crudeza, pues la autora retrata a su madre de cuerpo entero pero desde un lugar de compasión y comprensión con toda intención de descubrir por qué la mujer que le dio la vida no supo o no pudo llevar la suya de manera plena y cómo es que ella, como hija, recoge los pedazos a la vez que le rinde esta especie de homenaje.
Es un texto oscuro, pero también se puede hallar la luz en él, pues Delphine es capaz de crear poesía en medio del caos, por lo que esta autobiografía deja de serlo, por momentos, para convertirse en una novela con un lenguaje bello. Las emociones del lector serán muy variables pues este ejercicio literario, que más que nada es un testimonio, es por demás demoledor y tocará fibras sensibles, aparte de incomodar profundamente a medida que este rompecabezas se va armando. Es pues, esta novela, un tremendo ejercicio de catarsis que trae mucho desconsuelo pero que nos demuestra, una vez más, que no hay nada más liberador que la verdad, por muy dolorosa que ésta sea.
Nada se opone a la noche. Delphine de Vigan. 2012. Editorial Anagrama.