Astrolabio Político
Por: Luis Ramírez Baqueiro
“Del escuchar procede la sabiduría, y del hablar el arrepentimiento”. – Proverbio italiano.
La historia reciente de Veracruz ha sido marcada por desastres naturales que han puesto a prueba no solo la capacidad institucional del gobierno, sino también la sensibilidad humana de quienes lo encabezan.
Las lluvias, huracanes y ciclones tropicales han sido, a lo largo de los años, un espejo que refleja el verdadero rostro de quienes han tenido la encomienda de gobernar a los veracruzanos en los momentos más difíciles.
Basta recordar al exgobernador Miguel Alemán Velasco, quien en 1999, ante las graves inundaciones que devastaron comunidades enteras, y luego, durante el incendio del Mercado Hidalgo en el puerto de Veracruz, pronunció una frase que quedaría grabada en la memoria colectiva: “Yo no soy bombero.” Con esas palabras, Alemán dejó claro que su gestión prefería la distancia y la administración burocrática del desastre, antes que la presencia solidaria y humana junto a los damnificados.
Años después, Fidel Herrera Beltrán comprendió que la tragedia también podía ser un escenario útil para el marketing político. Hizo de cada desastre un espectáculo mediático, donde el abrazo y la sonrisa se convirtieron en herramientas de imagen pública.
Sin embargo, el tiempo demostró que, detrás de ese aparente activismo solidario, el FONDEN se transformó en una mina de negocios bajo el amparo de la desgracia humana. La ayuda, en muchas ocasiones, se quedó en los escritorios, mientras los damnificados seguían esperando lo prometido.
Con Javier Duarte, la desgracia encontró la indiferencia de un gobierno colapsado por la corrupción, a pesar de que al principio el cordobés intento ser empático y solidario; con Miguel Ángel Yunes, el control político y la estrategia electoral pesaron más que la atención humanitaria. Y en el caso de Cuitláhuac García Jiménez, aunque hubo presencia institucional, muchas veces faltó la empatía y la capacidad de gestión que demanda una emergencia de gran magnitud.
Hoy, con la gobernadora Rocío Nahle García, el escenario es distinto. Mujer y madre, ha entendido que en los momentos de emergencia la solidaridad no es una opción política, sino un deber moral. Este jueves, al realizar un sobrevuelo por las zonas afectadas de Álamo, Tantoyuca, Poza Rica y Gutiérrez Zamora, Nahle supervisó personalmente la atención a la población y verificó los ríos y vialidades afectadas.
Coordinó acciones con Protección Civil, la SEDENA, la Marina y la Guardia Nacional, además de instruir al DIF estatal a brindar apoyo directo a las familias damnificadas.
Aun cuando no se le vea “con el agua a la cintura”, su presencia cercana y solidaria se hace sentir. Rocío Nahle encarna un estilo distinto de gobernar: el de la empatía real, donde la respuesta ante la tragedia no se mide en fotografías, sino en resultados y humanidad.
Al tiempo.
astrolabiopoliticomx@gmail.com
“X” antes Twitter: @LuisBaqueiro_mx