La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Buscan atajar las dinastías, pero: ¿las de las reinis y los mirreyes también?
En el marco del Día de la Constitución, la presidenta Sheinbaum, mandó una iniciativa de ley para impedir la ‘herencia’ de los cargos de representación popular, es decir, que el hijo, la esposa, el sobrino, etc., no sean candidatos para buscar sustituir al pariente en cuestión.
Así lo dijo: “estoy enviando al Congreso de la Unión dos nuevas reformas constitucionales (…) La segunda, la prohibición expresa de que ningún familiar pueda suceder de manera inmediata a otro tratándose de un puesto de elección popular, es decir, no al nepotismo”.
En este contexto, presente en Querétaro, la gobernadora Rocío Nahle, reaccionó de botepronto en apoyo a la propuesta presidencial: “Nuestro movimiento se fundó para la transformación de la vida pública y social de los mexicanos, por encima de cualquier aspiración personal, por muy legítima que sea”.
Los posicionamientos son muy claros, no hay lugar a confusión ni, a la pretensión, de usar el ‘método Moreira’, es decir, pedir licencia al cargo, poner un incondicional de suplente y pujar por la candidatura para el familiar, es una chicana engañabobos.
Bien harían los obradoristas de Veracruz, en plegarse a la línea de las que mandan y no suponer que, como apenas es una iniciativa, no aplica a ellos. Veremos si después de esto, persisten los aspiracionistas que desean imponer una dinastía tropical.