¡Sin escrúpulos! Una vez más, Napoleón Gómez Urrutia está tratando de engañar a los trabajadores.
Una vez más y como siempre, con mentiras absolutas y verdades a medias, la dirigencia del sindicato minero que controla el senador Napoleón Gómez Urrutia quiere engañar y manipular a los mineros.
Y es que pretende aprovechar la asamblea que tendrá lugar en Cananea, Sonora, para hacer creer a sus agremiados que la admisión de una queja, impulsada por su sindicato, en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) puede devolverles la titularidad de contratos colectivos de trabajo que perdieron legalmente hace décadas.
Los dichos de ‘Napito’ son falsos y oportunistas para tratar de subirse a la ola de las acciones de la Federación en esa región de Sonora.
Incluso hasta un “comunicado de prensa” hicieron, pero se trata de temas y ámbitos de competencia distintos y desconectados. Se ve que es grande el afán de manipular, pero no se vale.
Sobre todo porque está engañando a cientos de trabajadores y sus familias. Aunque no es la primera vez que lo hace. Y para muestra hay varios botones.
Es muy sabido que ‘Napito’ no protege los intereses de los trabajadores que representa. No olvidemos que tras la explosión en la mina Pasta de Conchos, además de no apoyar a las familias, extinguió un fideicomiso de 55 millones de dólares para luego huir a Canadá, donde estuvo más de 12 años.
Este caso llevó a un grupo de exmineros a pelear por todas las instancias judiciales, y denunciar el robo que sufrieron en manos del ahora senador por Morena. Ya hay una resolución a favor y aún no reciben ese dinero con sus respectivos intereses, tal y como mandatan los tribunales.
Y no sólo eso, sino que también es un maestro de la extorsión; no hay que rascar mucho para recordar que en agosto del año pasado, trabajadores de la mina San Rafael en Cosalá, operada por America’s Gold and Silver, denunciaron la intromisión de Yasser Beltrán, cercano de ‘Napito’, para desplazar a la CTM y hacerse del contrato colectivo de trabajo.
Ello llevó a que la mina estuviera cerrada, dejando sin sustento económico a cientos de trabajadores y familias, por más de un año. Esto es una señal de que a Gómez Urrutia no le importan los trabajadores. Con este tema de Cananea, tampoco muestra que le importen y sólo busca ganar simpatías ante un gremio donde cada día está más desprestigiado. Y esperemos que cada día sean menos los que confíen en él.