No resulta de extrema complejidad captar, el verdadero concepto de los términos: narco-justicia, narco-procurador, narco-política, narco-estado, narco-institución, narco-poder o narco-imperio: unos conceptos que a la par que sencillos, pueden servirle a la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, en su carácter de Primera Magistrada de la Nación y defensora a ultranza del segundo piso de la Cuarta Transformación de la Nación, para que aclare algunas percepciones que han sido expuestas por el Lic. Jeffrey Harris Lichtman, en su calidad de defensor particular del narcotraficante Ovidio Guzmán López, el cuál desde territorio de los Estados Unidos de Norteamérica lanzó serías acusaciones en contra de ella.
La Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México A.C, con absoluta certidumbre puede afirmar, que la hipotética teoría que formula el señor defensor de Ovidio Guzmán López, encuentra una inoportuna y desatinada visión, ya que no se satisfacen en su totalidad los razonamientos y argumentaciones empleados por dicho profesionista.
En relación a los conceptos expresados con antelación, cabe decir que hasta la fecha ha sido infructuoso el esfuerzo desplegado por la abogacía independiente de la República y por el Liceo de Estudios Jurídico Penales ya referido; para obtener una investigación apegada a estricto derecho y con ello obtener una sanción de orden penal para aquél narco-político que propició que el señor licenciado Jeffrey Harris Lichtman, expusiera las percepciones extraídas de rumores infundados.
Antes de que expusiera el profesionista sus perspicacias, derivadas de las pláticas con su cliente Ovidio Guzmán López; el padre de éste Joaquín Guzmán Loera, ante una Corte de Justicia de los propios Estados Unidos de Norteamérica, con mucha seriedad, claridad y verdad proporcionó el nombre de quién era el narco-político que en su calidad de narco-procurador había convertido la justicia en una narco-justicia, para con ello erigir las narco-instituciones que a final de cuentas se infiltraron y constituyeron un narco-estado; gracias al narco-poder que hizo valer al proteger como lo expuso “el chapo”; los intereses del cártel más importante que opera y operó en el territorio nacional y la comunidad internacional.
Curiosamente el nombre que el Chapo Guzmán proporcionó ante esa Corte de Justicia que lo sentenció, coincide con el nombre relacionado con la denuncia presentada por la abogacía independiente de la Nación, ante la Procuraduría General de la República, misma que se ha negado a investigarlo desde la época del neoliberalismo y la Cuarta Transformación de la Nación, dada la omisión de Alejandro Gertz Manero, en adentrarse a las constancias procesales mediante las cuales se acusó a ese narco-político; en contra del cual se debió y debe encausar la represión que exige el Código Penal Federal.
Todos los conceptos expresados con prelación, están en continuo y armónico enlace con lo que se ha negado a investigar la Procuraduría General de la República (hoy Fiscalía General). Para poder acercarse a la media verdad que expone el defensor de Ovidio Guzmán López, sería indispensable saber quién fue el forajido del derecho que creó esas alianzas con el narcotráfico, ya que dicha coalición dio origen a que en México y en el extranjero se manejaran las palabras de: “narco-justicia”, “narco-procurador”, “narco-política”, “narco-estado”, “narco-institución” “narco-poder” y “narco-imperio”.
Es cuánto.
Lic. Alberto Woolrich Ortiz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal
del Colegio Nacional de Abogados Foro de México A.C.
