El sólo hecho de que el narcopolítico Ignacio Morales Lechuga haya concurrido, con una supuesta armadura de honestidad a redes sociales para expresar que William Pelham Barr, en su calidad de Fiscal General de Estados Unidos de Norteamérica “armaba expedientes sin sustento” implica atención a lo ello expresado, independientemente de que el que escribe éstas líneas, sostenga argumentos diametralmente opuestos y de manera particular con los difundidos por Ciro Gómez Leyva en su noticiero de fecha reciente.
El notario de marras, de entrada, sostiene argumentos para curarse en salud por aquello que mencionó Joaquín Guzmán Loera alias “el Chapo”, ante un Tribunal Federal de Justicia en New York, cuando en lo concerniente expresó: “Ignacio Morales Lechuga es protector del narcotráfico”.
Expresiones agresivas de parte del Exprocurador General de la Nación, seguramente expresadas, por inconfesables intereses en contra de la justicia.
El pretexto o motivo para tan artero comportamiento, se centró en una supuesta defensa que pretende efectuar a favor de los que fueron Procurador General de la República, Secretario de la Defensa Nacional y Secretario de Gobernación. El furibundo mastín confundió a la opinión pública y se confundió él, seguramente pensando que con ese desgarre de vestidura iba a convencer al Sr. Fiscal General de Justicia de los Estados Unidos de Norteamérica y a la Drug Enforcement Administration de su no responsabilidad criminal por proteger al narcotráfico.
Ciertamente, está equivocado ya que no es idéntica la procuración de justicia en la Unión Americana con la nuestra, que tanta protección le brindó durante la época del neoliberalismo. Las reglas, los cánones, la ética, resultan diametralmente opuestos en todo aquello vinculado con la procuración de justicia de éste País. No son ni siquiera similares los estatutos de ambas Naciones para procurarla, la diferencia es que allende de nuestras fronteras no le van a brindar impunidad.
Por ello, vengan de donde vengan sus expresiones y su cura en salud, o por otros subterráneos e inconfesados intereses, la verdad es que le espera un largo tiempo en cárcel por aquellas coaliciones creadas con el narcotráfico, alianzas que estoy dispuesto a sostener ante cualquier recinto de justicia y no sólo a sostener también lo pruebo.
Remember Tlalixcoyan, señor narcoprocurador.
La gratuita afirmación de que el Sr. William Pelham Barr, arma expedientes sin sustento, no favorecerá la impunidad que busca, no sólo mueve a risa, sino resulta preocupante por la salud mental del notario de referencia.
El imponderable togado de pifias, defensor a ultranza de sus coaliciones con el narcotráfico, se atreve a sostener lo expuesto, ignorando de toda mala fe las palabras que se escucharon en su oficina “oye Nacho, que bueno que ya te informé y ya me ofreció hasta un millón de dólares más por seguir bajando aviones en la cuenca”, palabras que quedaron perfectamente grabadas para la historia, y que por ese simple hecho significa la exhibición de su corrupción.
Por último, debo sostener y así lo hago, para no incidir en lo obvio, que conozco bien a Morales Lechuga, por haberle documentado todos sus nefastos actos de corrupción, por sobre todo, aquellos en los que diversos procuradores del neoliberalismo lo protegieron y le concedieron una aparente impunidad que hoy se derrumba.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal
del Colegio de Abogados de México, A.C.