In principio erat Verbum©
Simón Vargas Aguilar©*
“En Navidad cerremos la puerta a ruidos que no dejan entrar la voz de Jesús”. Juan Pablo II
Aún faltan cinco días para que sea Navidad, para el suscrito se ha convertido en una tradición dedicar este espacio a la importante fecha que representa el nacimiento de Jesús de Nazaret.
Es inevitable que al iniciar diciembre no sólo notemos cambios en el clima o en la rapidez con que la gente avanza por las calles para terminar pendientes o realizar compras para las fiestas, sino que además inexplicablemente advertimos que de forma casi desapercibida la nostalgia irrumpe en nosotros de manera más cotidiana, que el deseo por librarnos de compromisos laborales y estar en casa se hace más presente y que de una manera u otra recordamos a todas aquellas personas que son significativas en nuestra vida.
Como cada año, 2024 ha tenido momentos buenos y malos y claro que algunos se quedarán grabados en nuestras memorias y estoy convencido que muchos pasarán a formar parte de la historia; sin embargo, desafortunadamente, se debe reconocer que, a pesar de los esfuerzos por parte de las diferentes instancias, la violencia, el crimen organizado, los Cárteles y la inseguridad continúan siendo algunos de los problemas que más preocupan, no sólo a los mexicanos, sino a la humanidad entera.
Los frentes abiertos entre Rusia y Ucrania e Israel y los grupos terroristas de Hamás y Hezbolá continúan dejando cientos de muertos, incluso su Santidad el Papa Francisco a principios de este mes externó su indignación por la indiferencia que como humanidad hemos mostrado: “¡Qué escándalo y qué hipocresía: la gente muere mientras los negocios que causan violencia y muerte prosperan! Tantas guerras, desencadenadas por la avidez de materias primas y de dinero, alimentan una economía armada que exige inestabilidad y corrupción”.
De igual manera, un día antes del Ángelus mencionó: “Hago un llamamiento a los gobernantes y la comunidad internacional para llegar a la fiesta de Navidad con un alto al fuego en todos los frentes”. Esta suplica de paz es sumamente necesaria frente a una sociedad marcada por las guerras, el crimen y la violencia, pero sobre es un acto necesario de empatía frente a miles de personas que han perdido a padres, madres, hijas, hijos o familia y amigos, a quienes el dolor los ha paralizado y ha transformado sus vidas y a quienes continuar con una vida “normal” les será casi imposible.
En nuestro país, una gran cantidad de familias no tendrán una Navidad donde se encuentre presente la paz, porque, aunque nos lastime reconocerlo, el crimen organizado se ha apoderado de comunidades enteras y ha hecho que la desolación y el desconsuelo se apoderen de muchos hogares ya que han tenido que abandonar sus casas, dividiendo a los hogares.
Es cierto que la violencia continúa siendo un flagelo que nos lacera y que ha marcado a millones de personas; en este diciembre los exhorto a que luchemos contra la indiferencia y la indolencia, a que no permanezcamos indiferentes ante los actos de corrupción o las agresiones y a que levantemos la voz, no sólo por nosotros o por nuestros hijos y nietos, sino por aquellos que ya no pueden hacerlo.
Deseo que esta Navidad nos permita alejarnos de la apatía y el egoísmo, que nos aliente a acercarnos a nuestra humanidad y a las enseñanzas de Jesús de Nazaret, como el amor al prójimo, el perdón, la solidaridad, la esperanza y la justicia.
Busquemos centrar la mirada a lo verdaderamente importante, en la felicidad de un hogar lleno de amor y comprensión, en la paz de abrazar a los que queremos, en la alegría de tomar de la mano a quien amamos, en agradecer por lo vivido en el año, por poder celebrar una Navidad más en compañía de nuestros seres queridos; y que sea una noche de paz llena de buenos momentos y de armonía que nos repongan de los malos tiempos.
Que el espíritu de Jesucristo inunde nuestros corazones ¡Feliz Navidad!
*Consultor en temas de Seguridad, Inteligencia, Educación, Religión, Justicia, y Política.