Luis Alberto García / Moscú
*Nuevas formas de comunicación, superiores a Brasil 2014.
*Es un Campeonato Mundial de Futbol on line, de todo y para todos.
*Danza oficial y extraoficial de dinero, números y estadísticas.
*Balón “Telstar 18”, espacial e inteligente, estreno de lujo.
El 14 de junio de 2018, los representativos de Rusia y del reino de Arabia Saudita abrieron el fuego de la Copa FIFA en el estadio Luznikí de esta capital, de la que el mundo estará pendiente, no solamente por lo que ocurra, sino en los restantes escenarios destinados a disputar la supremacía futbolística entre 32 participantes.
Un evento de estas dimensiones se prestará también a intensificar actividades en los planos empresariales y mercadotécnicos, sobresaliendo especialmente los avances tecnológicos, aprovechando que la Copa del Mundo de Rusia será la más vista por televisión y otros aditamentos.
Fuentes de la Federación Internacional de Futbol (FIFA) confirmaron que las cifras van a superar a las de Brasil, en que se transmitieron casi 100 mil horas entre partidos y programas especiales a 207 países, afiliados y no afiliados a esa entidad deportiva, promotora además de grandes negocios en sus más diversas modalidades.
Se calcula que, entonces, la audiencia por juego fue cercana a los 190 millones de espectadores, y que la final entre Alemania y Brasil fue vista por 695 millones en casas de zonas urbanas y rurales, oficinas, bares, restaurantes y en espacios abiertos con pantallas gigantes, un 12% más que quienes sintonizaron el juego por el título –entre España y Holanda- en Sudáfrica en 2010.
La gran final en el estadio de Maracaná, el 13 de julio de 2014, ganada por Alemania con un tanto de Mario Gotze a los 113 minutos del tiempo añadido, fue el programa de televisión más visto en la historia del país europeo, con 34.5 millones de espectadores y en China, por su parte, la Copa la vieron 253 millones, desde la apertura hasta la clausura.
Con los sorprendentes cambios que a diario se van dando en las tecnologías de la información, el siglo XXI –con cinco Campeonatos Mundiales: Corea / Japón, Alemania, Sudáfrica y Brasil, incluida ahora Rusia- ha visto mudarse a las audiencias, de los medios tradicionales o analógicos, a las opciones que ofrece el Internet por medio de diferentes dispositivos y aplicaciones.
Fuentes del organismo internacional que hizo del futbol un negocio más que rentable –tomándolo como justificación para enriquecerse hasta el escándalo, como lo demuestran los hechos delictivo-financieros ocurridos a partir de 2015, que costaron el cargo a Joseph Blatter, quien lo presidía- señalan que más de 280 millones de seres humanos vieron los juegos de hace cuatro años por la red.
La presencia mundialista –de la cual Rusia salió a las primeras de cambio, con dos empates y una derrota (1-0) ante Bélgica, suficientes para no acceder a octavos de final- fue observada mediante dispositivos móviles, teléfonos celulares y tabletas en 2014.
A Global Stadium -red creada por la FIFA para su página electrónica-, ingresaron más de mil millones de aficionados para seguir los partidos con tomas de 360 grados, con acceso a alineaciones y seguimiento instantáneo de los encuentros.
La cantidad de gente que siguió por ese medio las incidencias mundialistas en una docena de ciudades y sus respectivos estadios en Brasil, fue el equivalente a trece mil 380 veces el aforo del estadio de Maracaná, en el que caben 75 mil pagantes, gran templo del futbol sudamericano, inaugurado con el partido entre México y los de casa, ganado 4-0 por éstos, el 24 de junio de 1950.
Una semana antes de la apertura del torneo Rusia 2018, la aplicación de la FIFA había llegado a 28 millones de descargas, registrando una marca histórica y, en cuanto a las redes sociales más visitadas, 451 millones habían ingresado a Facebook para ver los contenidos oficiales, además de los 16 millones de seguidores en Tweeter.
Esas cifras seguramente crecerán cualitativa y cuantitativamente –como la cuenta de Instagram de la FIFA, que subió de 42 mil a 800 mil seguidores-, en una materia que debe ser analizada desde todos los ángulos, incluido un balón inteligente que, flotando dentro de un satélite artificial, ya estuvo moviéndose en esa cápsula que recorre espacio sideral.
Recuérdese que, en el Mundial de México de 1970, debutó el balón “Telstar” –“Estrella de la Televisión” en inglés-, el primero en alternar pentágonos en blanco y negro, con la finalidad de lucir en las trasmisiones de televisión, a color por primera vez, lo mismo que las tarjetas de amonestación y expulsión utilizadas alegremente por los árbitros en tan espectacular edición, la mejor en ocho décadas, según sabios y entendedores.
Para las desaforadas actividades futbolísticas de Rusia, la empresa Adidas presentó el “Telstar 18”, que retoma el diseño convencional de su antecesor de hace casi medio siglo; pero con algunas lógicas, obvias y modernísimas novedades tecnológicas.
El balón cuenta en su interior con el chip Near Field Communication (NFC), que comunica con teléfonos celulares y permite al usuario recibir información exclusiva del producto, y realizar desafíos diseñados por el fabricante alemán; pero la decepción está en que ese dispositivo no es capaz de transmitir información sobre el desempeño de la pelota.
Por ejemplo, no registrará la fuerza con que es pateada ni la velocidad con la que viaja, pues sería demasiado pedir después de conocer estas delirantes y a veces poco creíbles parafernalias que, sin más trámite, ya forman parte del más asombroso y grande espectáculo científico y tecnológico de estos tiempos.
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