Claudia Rodríguez
El sistema de partidos en nuestro país es una gran trampa para quienes creen que aún enarbolan ideologías e intereses de grupos de la sociedad. Incluso los organismos electorales se han convertido en una comparsa que sirve para la caza del sufragio ciudadano y con esto garantizar un controlador del poder y no sólo del dinero de los mexicanos, sino también de sus destinos.
Sin embargo, los organismos políticos ya no son los de antes. Se han olvidado de la unidad pero sobre todo de sus principios y bullen entre estos varios grupos que buscan el poder y control del partido para comerciar con este como moneda de cambio y cada uno por su lado. Ya no más eso de que todos los correligionarios trabajen para un mismo fin, ni que un prospecto busque el bien de todos sus partidarios. Se acabó.
Entre los que fueran los tres principales partidos políticos en México por su fuerza electoral y su número de representantes y gobernantes elegidos por la vía del sufragio, el colapso de la unidad de antaño los tienen hoy librando pugnas internas que los debilitan e incluso permiten fortalecer nuevas corrientes políticas.
Lo que ahora se vive en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), es precisamente lo descrito. Ya no hay unidad. Los intereses están parcializados e incluso al que llaman “el primer priista” del partido, ya lo tienen secuestrado en la toma de decisiones al respecto, quienes le advierten que tienen la fórmula para ganar de nuevo la Presidencia en el 2018.
Sin embargo, las fórmulas de quienes se creen dueños no sólo del PRI, sino incluso del país, hasta ahora no han resultado del todo efectivas, más bien tienen a su jefe al borde del descrédito total porque sus Reformas estructurales y su estilo de gobernar, impositivo a más no poder, nos tienen a millones de mexicanos más que malhumorados, cada vez con menos pesos en los bolsillos y más y más impuestos que pagar.
A los mexicanos les tiene sin cuidado que a los priistas les impongan un nuevo dirigente nacional que no tiene el consenso de la militancia, pero a lo que muchos nos tiene perplejos, es la forma descarada del grupo Atlacomulco de ubicar con descaro sus afiles en puntos estratégicos para intentar perpetuarse en el poder.
Si Enrique Reza Ochoa llega a dirigir el PRI, no es porque tenga el apoyo de la mayoría en el partido, ni porque vaya a defender los intereses de todos los priistas.
Acta Divina…“Sería una barbaridad que con sus antecedentes públicos y hechos notorios se permita su inscripción, hay que recordar que uno de los ejes torales para aprobar reformas estructurales como la energética, era que bajarían las tarifas eléctricas, lo que no ocurrió, y fue precisamente él quien las subió”. Así se refirieron a la candidatura a la dirigencia del PRI de Enrique Ochoa Reza, militantes del partido pertenecientes a la asociación civil Democracia 2000.
Para advertir… Osorio Chong en busca del voto femenino.
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