CUENTO
Es de tarde y, un grupo numeroso de pavos, con los picos cubiertos por una cosa llamada “cubre-babas”, acude adonde ha muerto el Pavo Hippie. Todos están muy molestos. Dicen: “¡Quemaremos el gallinero donde vivía Turkey Fumarolas!” “Sí. ¡Eso haremos!” “¡Porque no queremos, de ninguna manera, contagiarnos del Pavoroso-virus!”.
Diez minutos después, al fin han llegado. “¿Dónde está su cuerpo, para que lo quememos?”, pregunta y pide saber uno de ellos. “Que nos los digan ya, ¡o quemamos el gallinero entero!”, exclama otro. Las pavas, que se sienten igual de valientes que sus maridos, juran que si no les dan el cuerpo del Pavo Hippie, robarán los votos en las próximas elecciones para reelegir al mismo alcalde de Turkeyland.
“Este alcalde que ahora tenemos, ¡es un idiota!”, dice alguien desde la parte de atrás. “Sí, ¡y también un cobarde!”, añade una de adelante. “¡Sí!”, replican todos al mismo tiempo. “¡No quiso venir ahora mismo con nosotros para exigir que nos entreguen el cuerpo del pavo infectado!”
-¡A Turkey Fumarolas no lo mató el pavorosovirus! –se escucha al fin decir a alguien.
-¿Y tú quién eres que lo defiendes? –pide saber uno de los pirómanos.
-¡Soy su amigo! –responde el perro, que, parado junto a la puerta del gallinero, les muestra a todos sus colmillos-.
Así que, si dan un paso más, ¡los muerdo!
-¡No sabíamos que el Pavo Hippie tuviese un amigo tan rabioso! –se burla uno de los pavos. Después, todos ríen.
-Ya, ¡lárguense de aquí! –les dice el perro. Luego hace como que los va a morder.
-¡¿Dónde está su cuerpo?! –insiste en querer saber uno de los pavos-. Hemos venido para llevárnoslo. Así que ¡no nos iremos sin él!
Pasan varios minutos y todo es dime y diretes entre el perro y el grupo de pavos locos. Hasta que de repente:
-¿Es a mí a quien buscáis? –pregunta con total educación una voz al asomar por la puerta del gallinero.
-¡Es Turkey Fumarolas! –exclama alguien. ¡No está muerto!- dice otro.
-Así es, ¡idiotas! –responde el Pavo Hippie-. Le pedí a alguien que dijese que morí, para ver que hacían ustedes, ¡bola de chismosos!
-¿Qué… qué va a hacer? –pregunta uno de los pavos, cuando mira al Turkey Fumarolas manipular con sus manos lo que parece ser una llave, como las que tenían las tomas antiguas de agua de los humanos-. ¿Qué… qué es eso que está girando?
-¡¿Esto?! –exclama el Pavo Hippie-. ¡Esto es un lanza llamas! ¿Y a que no adivinan qué? –pregunta, mientras va subiendo a su espalda el tanque lleno de gasolina.
Todo el grupo, que había venido hasta aquí a buscar su cadáver, lo miran ahora muy asustados.
-¡Todos ustedes son unos chismosos! –vuelve a decir el Pavo Hippie. Junto a él, su amigo perruno no puede disimular su risa. También él está disfrutando el momento de Turkey Fumarolas-. Y por lo tanto…
Apenas terminó de decir “y por lo tanto”, todos ellos arrancaron a correr en una misma dirección: hacia atrás. Porque en ese mismo instante, el Pavo Hippie había dejado salir por la manguera de su lanza llamas una enorme candela.
Corriendo detrás de ellos, el Pavo Hippie se divirtió como nunca… Y, desde este día, los aspirantes a pirómanos aprendieron una gran lección: “NO CHISMEARÁS”.
FIN.
Anthony Smart
Mayo/29/2020