ENTRESEMANA
“No hay necesidad que me desprecies/ Tú ponte en mi lugar a ver qué harías/ La diferencia entre tú y yo tal vez sería, corazón/ Que yo en tu lugar sí te amaría…” Juan Gabriel
MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
Y, entonces, le gritaron, exigieron ayuda, agua para beber, comida, le reclamaron ausencia de apoyos, viudas, ancianos, huérfanos, adultos, jóvenes…
Y le urgieron:
“¡Métase! ¡Sí, que se enlode, que sepa lo que estamos viviendo!”, corearon habitantes de la devastada unidad Las Gaviotas, construida a la vera del Río Cazones, que se había desbordado e inundado a varias colonias de Poza Rica, Veracruz.
Y Ernesto Zedillo Ponce de León aguantaba los reclamos, escuchaba, iba al frente de su comitiva, en mangas de camisa. Serio, el gobernador Miguel Alemán, impecablemente vestido, camisa de algodón y pantalón de lino, mocasines de gamuza, acaso imaginaba una reunión elemental con los compromisos de rigor.
Pero….
El presidente Zedillo atendió a la demanda de los damnificados y, con ellos, caminó entre ese lodazal que en algunas partes llegaba a la cintura. Obligado, Miguel Alemán caminó junto al presidente durante algo así como una hora. El lodo arrastraba detritus, apestaba, pero nadie se apartó.
Por la tarde, en instalaciones de la zona militar, antes de treparnos al TP01, el avión presidencial en el que viajábamos los reporteros que cubríamos la fuente de Presidencia tuvimos que asearnos a manguerazo con chorros de agua café. Los zapatos, los pantalones estaban destinados a la basura.
Poza Rica olía a tragedia y nosotros la llevábamos impregnada en la ropa y la memoria. Zedillo viajó acompañado por prácticamente todo su gabinete. Ahí, Carlos Jarque, secretario de Desarrollo Social, el secretario de la Defensa Nacional, general Enrique Cervantes Aguirre, Julia Carabias Lillo y…
¡Caray! El domingo 3 de octubre de 1999 comenzó a llover en varias entidades del país y sobre Poza Rica; 72 horas después devastó a varias colonias de esta localidad.
El sábado 8, cuando Ernesto Zedillo Ponce de León llegó a Poza Rica, Veracruz, la inundación provocada por el desbordamiento del Río Cazones había cobrado la vida de 76 personas y 59 estaban desaparecidas.
Hoy, la imagen de Poza Rica devastada, nuevamente, la tragedia 25 años después.
Doña Elodia y Don Hilario, parte de eso que llaman la tercera edad, sobrevivientes de la colonia Morelos, en Poza Rica, comparten estado de ánimo.
“Cuando menos estamos vivos…”, dice Doña Elodia y su esposo le besa los labios. Perdieron todo; a ella la arrastró la corriente y su marido la encontró con vida y su imagen, abrazados en medio de las aguas turbias que amagaban con arrastrarlos, se hizo viral.
Perdieron su vivienda y unos vecinos les dieron posada. Pero…
La otra imagen. José Salvador Flores, habitante de la comunidad El Cabellal, municipio de Álamo Temapache, Veracruz, lo entrevistan para el noticiario de Nacho Lozano.
Llora. “Es lo único que tengo, pero además le llevé a mi señora porque yo no quiero que se enferme… Se la han llevado mis hijos para Tihuatlán.
“Es lo único mi casa que tengo. Y este, a aquel le he sacado un poco de lodo para dormirme ahí y cuidar mis cosas. Es lo único, mire lo que me quedó.
“Todos mis animales, todos, se murieron. Lo único, mis perritos están ahí, lo único. Es lo único”, enfatiza y con las palmas de las manos se enjuga las lágrimas que le escurren como sudor.
Es el hombre ¿viejo?, ¿anciano? El bigote entrecano se le escurre por las comisuras y las arrugas en el rostro son navajazos del tiempo en un hombre que no ha corrido en bonanza; su jacal abatido por las aguas, tablas húmedas que evidencian la carencia.
Lleva un sombrero de lona y la necesidad en la mirada que se le acentuó con la crecida del agua.
Dudan, estos damnificados de esta zona de Veracruz en el nuevo siglo, que traen en la memoria, los mayorcitos, aquella tragedia de octubre de 1999, dudan de que el gobierno federal y el de la ingeniera Nahle atienda sus necesidades.
¡Ay!, los gobernantes, políticos que poco saben de estos asuntos sociales y pierden la paciencia y navegan en la desinformación.
Una imagen más. Una de tantas que se hilarán engarzadas a esta tragedia de octubre de 1999. ¿Y qué de la gobernadora Rocío Nahle? Bueno, bueno, hasta el domingo 12 junto con la ingeniera presidenta Claudia Sheinbaum fue a Poza Rica. ¡Ah!
Jueves 9 de octubre de 1999, en entrevista banquetera la gobernadora de Veracruz atiende una pregunta y responde:
“Bueno, ahorita en la mañana sí, tenemos una situación que se desbordó ligeramente el Río Cazones, se está atendiendo por parte de Protección Civil, tenemos algunas zonas anegadas, hasta las cuatro de la mañana ese era el reporte.
–¿Iría usted a Poza Rica, a recorrer? —planteó un reportero.
–Vamos a ver, vamos a ver. Aquí lo más importante es que se atienda, pero vamos a ver–zanja sonriente la gobernadora, sin asomo de preocupación. Total, solo fue un ligero desbordamiento.
Y ayer, rumbo al atril, para rendir breve reporte del área que le concierne frente a la tragedia de Poza Rica, el doctor David Kershenobich stalnikowitz, secretario de Salud, es instruido por la ingeniera presidenta: “No digas municipios afectados”.
Y es que el doctor, en la víspera se refirió a Huauchinango, Puebla, como Huachinango, es decir, como el pescado, y Costa Rica por Poza Rica.
¡Vaya con el doctor!, pero el equívoco no le gustó a la culta Princesa Caramelo. ¿Para el anecdotario? ¡Recórcholis, Andrés Manuel!
Pero, pero…
–Presidenta, ¿podría considerar que hay gobernadores que fueron rebasados en su accionar y que, si no fuera por el apoyo del Gobierno Federal, estarían un poco paralizados en el apoyo a sus estados? –pregunta Mariana Madrid, “de Canal 13, Albavisión”.
La pregunta fue específica, pero dio pauta para el desahogo presidencial contra los canijos periodistas y etcéteras de la comunicación:
“Miren, ha habido… Ayer decía: “¿cómo se dice?”, no me venía la palabra. Es ruin. Es ruin esta búsqueda de culpables y este zopiloteo de algunos conductores, periodistas, comentócratas y algunos medios”, despotrica la Princesa Caramelo y apisona, escamotea sentimientos a los odiados periodistas:
“Yo creo que en todos… Todo ser humano, si tiene un poco de corazón —todos tenemos corazón, obviamente, pero digo “corazón” en el sentido figurado de solidaridad y de generosidad— lo que busca es apoyar.
“Pero esta idea de que “vamos a buscar qué no hizo el gobernador de Querétaro”, “¿qué fue lo que le faltó a la gobernadora de Veracruz?”, “¿por qué el gobernador de Puebla, por qué…”; todos los gobernadores actuaron desde el primer momento”, puntualiza.
Pero qué tal el domingo 12 en Poza Ria, frente a los veracruzanos damnificados que le urgían, como hace 25 años urgieron a Ernesto Zedillo, apoyo, comida, agua…
–¡Escúchenme!, ¡escúchenme! –les grito y se llevó el índice a los labios, un “cállense”.
Le dieron un megáfono, pero la gente estaba molesta, demandaba solución a la desgracia que los abraza.
–(…) Bueno, ya me voy –les espetó y bajó el megáfono.
Fácil, fácil, últimamente la ingeniera presidenta pierde la paciencia a la primera provocación, se irrita. El peso del poder se le escurre en las líneas de la cara, lo destella en la mirada. Y apenas lleva un año en el cargo: “no digas municipios afectados”. ¡Recáspita, Drakko! Digo.
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