Francisco Rodríguez
Una de dos. O Santiago Nieto tiene malos informadores y por ende pésima puntería. O erró el tiro para amilanar a su verdadero objetivo: Miguel Ángel Osorio Chong.
Y es que en Hidalgo hay dos Sosa famosos. Uno, Gerardo Sosa Castelán, presidente del Patronato de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, de la que ha sido rector. Y, dos, Carlos Aniano Sosa Velasco, amigo muy cercano a Osorio Chong, con quien todo indica ha hecho grandes negocios desde que El Chino –como lo motejan– llegó a la gubernatura hidalguense.
Ambos Sosa son primos. Y según me informan quienes los conocen, tienen una relación afectuosa, pero distante.
Nieto, encargado de la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP comenzó la persecución a uno de los Sosa, Gerardo, señalando que una cuenta traída a México desde Suiza constituía lavado de dinero. Es más. dijo fallidamente que eran recursos que provenían de un titipuchal de países, lo que no era verdad. La congeló. Y cuando se aclaró que esos recursos pertenecen al fondo de pensiones de académicos y trabajadores de la Casa de Estudios, la descongeló.
Luego, Nieto lanzó temerarias acusaciones por el presunto delito de huachicoleo “en una cadena de gasolineras de Sosa”. Quería señalar al funcionario universitario, pero volvió a equivocar el tiro. La que está bajo el peculio del Patronato Universitario de la UAEH es una sola. En ella laboran estudiantes de la institución y las ganancias obtenidas van a otros proyectos productivos de la casa de estudios.
Quienes sí tienen una cadena de gasolineras son Osorio Chong y Sosa Velasco, como también poseen varias más otros ex gobernadores hidalguenses. No sería extraño que en algunas de ellas sí se vendiera combustible robado a Pemex.
El “arrendador” de las casas de Osorio Chong
Es conocido, toda vez que ha aparecido en distintas publicaciones nacionales, que Sosa Velasco ha sido el “propietario” de las casas que en épocas recientes ha habitado el hoy senador y ayer fallido titular de la Secretaría de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Un reportaje publicado en el semanario Proceso, firmado por Jesusa Cervantes y Santiago Igartúa, apunta la existencia de dos viviendas que en distintos momentos fueron residencia de Osorio, cuyo propietario es, aparentemen, Carlos Aniano Sosa Velasco: La primera, “con un costo comercial calculado en 60 millones de pesos y ubicada en una exclusiva privada en Bosques de Manzanos 333“, en Bosques de las Lomas. La segunda, a unos metros de las casas de La Gaviota Rivera, en “Paseo de las Palmas 1380, valuada en 52 millones de pesos por un perito profesional a petición de Proceso“.
Para cualquiera queda claro que Sosa Velasco prestó su nombre para que esas dos propiedades no aparecieran en la declaración patrimonial de El Chino Osorio Chong.
Muchos negocios de Osorio aparecen públicamente así. Como si fueran propiedad de otras personas, Sosa Velasco entre ellas.
¿Tiro de tres bandas de la Cuarta Trasformación?
“Fue una jugada maestra para doblarle las manos a Osorio Chong“, me dice un observador de la política hidalguense.
¿Cuál era el objetivo de amilanarlo?
“La Reforma Educativa de la 4T”, me responde.
Y agrega que Osorio sí sabía que al Sosa que perseguía Nieto era al primo de Osorio Castelán y no a éste.
Pero, ¿por qué lastimar a la UAEH, a su Patronato y, en general, a toda la comunidad universitaria hidalguense para doblarle las manos a Osorio y sumara los votos del PRI a los de Morena y conseguir así la aprobación de la Reforma Educativa en el Senado de la República?
Santiago Nieto tiene la palabra. Y debe actuar en consecuencia.
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