Claudia Rodríguez
Entendí con las enseñanzas de la muy querida geógrafa Tobyanne Berenberg Martin, que en los diferentes tiempos y espacios históricos de la humanidad, todo se reduce a dos bandos, aunque entre esos extremos polarizados hay diversas tonalidades de grises que al final no cuentan cuando se trata de una postura trascendental.
Siempre hay que elegir, aunque no se crea ni se concilie con todo el camino o la posición que se ha elegido. Entre un blanco y un negro, en medio hay tonalidades de muy distintos grises en los que todos podemos enfrascarnos en interminables análisis, disertaciones y discusiones que pueden no llevar a ninguna parte, si de tomar acción se trata.
Ahora que los mexicanos como sociedad tenemos frente a nosotros el grito desesperado de una gran mayoría de mujeres mexicanas para que se respeten nuestros derechos más allá de lo que la misma Constitución Política, leyes o reglamentos adviertan; no falta quienes abonan con datos adyacentes a la demanda y hasta lo vinculan con el interés de poder, de algunos partidos y agentes políticos, como si sólo fuera el llamado y el reclamo, al presiente Andrés Manuel López Obrador.
Se trata de desvincularnos de un rol que se nos ha impuesto como natural hasta llegar al exceso de nulificarnos, y en el camino exigir de nosotras tareas y actividades como si tuvieran género.
Yo no soy de izquierda, ni de derecha, y sin embargo voté por Andrés Manuel López Obrador tras el hartazgo de ser gobernada por cínicos saqueadores y sepultureros.
Aunque no convencida siempre de mi sufragio, lo hago corriendo el riesgo, antes que no votar para en consecuencia intentar salvar mi opción menos oscura para el poder.
Esta vez elijo ser parte del extremo que hace un llamado a todas y a todos, para que nos vean y nos respeten, insisto; más allá de las disposiciones dictadas en una ley. Corro el riesgo de que me adjetivasen y piensen de mi lo que ni siquiera ha pasado por mi cabeza o que ya ha sido desmenuzado y desechado.
Si lavo, si cocino, si limpio, si compro, si cuido y hasta tengo un trabajo remunerado; es porque soy parte de un equipo y en eso va mi participación:
Ya no pongamos roles a las mujeres y a los hombres, mucho menos se piensen que es una relación natural de objeto y dominancia.
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