Por Arturo Sandoval
“Es necesario
revertir el hechizo.
Ese,
que borra a las mujeres
de los libros de historia,
de las esferas de poder,
de las antologías.
Ese,
que las encierra
entre cuatro paredes,
con sólo
colocarles un anillo.” Poema “Es necesario” de Guisela López, feminista.
¿Qué entiende usted por sexismo, racismo, clasismo, discriminación? Seguro lo entiende bien y sabe que más en esta época, las mujeres han sabido tomar lugares muy merecidos en todos los ámbitos, pese al patriarcado machista, a veces muy violento para no ceder sus lugares; sin importar que en muchas ocasiones la mujer esté mejor capacitada, sea más inteligente, honesta y con todos los merecimientos para ocupar un puesto, ya sea directivo o menor. En los pocos casos que puede llegar, sus ingresos son menores al de los hombres con el mismo nivel de responsabilidad. Sin olvidar el acoso laboral de abusos y costumbres en empresas privadas y de gobierno.
Entre más morenas, indígenas, negras, bajas de estatura, con sobre peso, mayores de 40 años, lejanas a los patrones de belleza impuestos por la publicidad, menos oportunidades tienen de conseguir un buen trabajo; y si es en puesto directivos, es casi imposible. No importa si tiene doctorados o un expertis muy superior a la mayoría de hombres, simplemente ni caso les hacen. Sucede en todo el mundo, pero en México es muy grande esta discriminación, tanto que es el país con el más alto número de feminicidios y desprecio a las mujeres.
Para cambiar este problema, desde luego es de lo más importante la educación en la escuela, en el hogar y en los medios de comunicación. Estos últimos durante décadas, han implantado patrones de conducta machistas, discriminatorios, sexistas, clasistas y racistas. La sociedad está cambiando, pero los medios se resisten a hacerlo, sobre todo los de las televisoras comerciales con sus telenovelas, programas de entretenimiento, comentaristas, etcétera.
Para enfatizar más toda la presión que sufren las mujeres, en Internet también se marcan unilateralmente el deprecio hacia ellas; las estigmatizan como mujeres objeto. Mire, no importa el buscador que tenga: Google, Firefox, MSN, Edge, el qué sea: todos mostrarán a mujeres blancas, delgadas, jóvenes, con toque de mujer rica, cuando usted pone en el buscador:
“Cara de mujer perfecta”. O en lugar de perfecta completa la frase con: “Bonita. Preciosa. Bella. Linda. Guapa. Increíble. Triunfadora. Inteligente. Brillante”. En las tres últimas llegan a aparecer mujeres no blancas, algunas mayores, otras no delgadas: pero muy, muy pocas.
En caso contrario, si pone en el buscador “mujeres feas” encontrará divesidad de razas, colores de piel, vejez, obesidad y delgadez , etcétera.
Así, como si fuera un catálogo, clasifican a las mujeres según sus parámetros de aceptación visual.
Estas empresas deben cambiar sus estigmas de hierro al rojo vivo para marcar a las mujeres y no manipular a los usuarios a lo que ellos creen que es la belleza o lo contrario; es ofender a las audiencias y a todas las mujeres.
NOTA:
“Feminismo”
Andamos
cambiándonos nosotras
para cambiar el mundo.
Guisela López, poeta feminista.