Ricardo Del Muro / Austral
Obispos de México y Guatemala publicaron un comunicado en donde demandan un alto a la violencia y urgieron al gobierno mexicano para desarticular y desarmar a los grupos que asolan el estado de Chiapas.
Los sacerdotes también expresaron su preocupación por las elecciones extraordinarias programadas para el próximo domingo 25 de agosto en Chicomuselo, Pantelhó y Capitán Luis Ángel Vidal, pues dijeron que no existen las condiciones de seguridad para ello.
“A los violentos les demandamos ¡Paren! Los seres humanos no son objeto de desecho”, señala el mensaje de los obispos a la opinión pública, al pueblo creyente, a los gobiernos y que también fue dirigido a los “creadores y ejecutores de la violencia”.
El obispo de San Cristóbal de Las Casas y administrador apostólico de la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, Rodrigo Aguilar Martínez; el responsable de la Dimensión de la Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Guadalupe Torres Campos; así como el obispo de San Marcos (Guatemala), Bernabé Sagastume y el obispo de Huehuetenango (Guatemala), cardenal Álvaro Ramazzini, dieron a conocer este comunicado cuando faltan sólo tres días para la fecha en que están programadas elecciones extraordinarias en tres municipios chiapanecos, que podrían no realizarse a causa de la violencia.
“Se demostró, no hay condiciones” para el desarrollo de elecciones extraordinarias previstas para este 25 de agosto en los municipios de Chicomuselo, Pantelhó y Capitán Luis Ángel Vidal, ya que “los costos son graves”, indicaron los obispos.
Señalaron que “el proceso electoral intensifica la violencia en territorio sobre los que intereses económicos, políticos, extractivistas, venidos de fuera, han marcado opciones, posiciones y luchas que solo con armas y grupos de exterminio que operan sin control y campante impunidad podrían ser arrasados”.
Los obispos denunciaron que las comunidades y pueblos de Chicomuselo, Comalapa, Amatenango, Jaltenango, Bejucal de Ocampo, Siltepec y Motozintla “están convertidos en un campo de batalla por la disputa del territorio ente grupos criminales, que obligan a los hombres a ir al frente, a cuidar las plumas, a cerrar caminos; ellos y sus familias enfrentan un terror que nunca imaginaron”.
“Las armas de alto calibre descargan sobre hermanos, cuya lucha ha sido defender la vida, la tierra, el territorio, dando servicio animados por la Palabra de Dios, vigías de la dignidad con la que han sido revestidos como herencia y por el bautismo, con sus luchas de siempre para que sus pueblos tengan vida”, señalaron.
Y lamentaron: “hoy de manera obligada son puestos como escudos humanos, por causas de un sistema de muerte que ningún nivel de gobierno ha querido escuchar y atender en sus raíces. Ninguno ha dado credibilidad a la palabra, a la sangre derramada, a las y los mártires que ha dejado esta guerra interesada en la que el pueblo no tiene parte y se le sigue sometiendo bajo amenazas. RDM