La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Cuando sus corazonadas se infartaron, sus augurios fallaron fulminantemente
Cuando decimos que el doctor Hugo López-Gatell no le atinó a sus pronósticos sobre ‘el pico’ de la pandemia de coronavirus en México, no lo hacemos en sentido figurado, porque el zar anti COVID19, no hizo una proyección científica, entretejió una ocurrencia que, cual sirénido canto, sólo buscaba seducir el oído de su patrón.
Así pues, el epidemiólogo profetizó (literal), que el momento más alto de contagios sería el seis de mayo, luego corrigió para decir que el ocho, para ello presentó gráficas y se tiró un rollo mareador salpicado de terminajos domingueros, todo quedó registrado en los medios.
Sin embargo, una revisión de los datos indica que el seis de mayo hubo 1,609 contagios nuevos y el ocho 1,906. Pero, entre el 15 y 20, cada 24 horas superamos los dos mil y tan sólo el 18 hubo dos mil 414, el 19, dos mil 713 y ayer, tuvimos dos mil 248 nuevos casos.
Entendemos que don Hugo puede fallar, pero en este caso se puso la soga al cuello, porque como bien señala el físico-matemático e investigador de la UV, Manuel Martínez Morales: “la dinámica de propagación es tan vertiginosa, que las proyecciones tienen que actualizarse diariamente y son más o menos atinadas en el horizonte de unos días”. Por lo tanto, hacer un vaticinio tan anticipado, es adivinación, no una evaluación científica.
Aunque ya sabemos que dentro de la lógica y los intereses de la 4T, los propagandistas dirán: y sin embargo…la curva se aplana.